Capítulo 9 "Después de un Tango"

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Alissa

Siento el aire pegar al salir y puedo observar el coche de lujo que nos espera afuera, un Audi negro último modelo.

Le entregan las llaves y se acerca a abrirme la puerta.

Acto seguido se adentra al coche y comienza a conducir.

Nos aparcamos afuera de un local que tiene una finta muy elegante.

Y por fuera se puede leer "Oasis"

-Espero y sepas bailar tango.

-Ay por Dios, me subestimas demasiado....

Mi frase queda incompleta porque no me sé el nombre del chico, solo lo conozco como "el chico al que le tire el café"

-Solo dime el chico al que le tire el café.

- ¿En verdad no me dirás tu nombre?

-Ay alguna probabilidad de que ya conozcas mi nombre.

- ¿Eh?, ¿por qué dices eso?

-Suposiciones mías.

-Igual en el resto de la noche te iré dejando pistas acerca de quién soy y cómo me llamo. Pero mientras tanto tengo muchas ganas de que brillemos en la pista. -Me toma de la mano y comienzo a caminar a su lado.

En la entrada tampoco tenemos que hacer fila, pues el guardia de la entrada nos da acceso apenas reconoce al chico que me acompaña.

Las mañas de los niños pijos

Cuando entramos nos dan acceso a un segundo piso, es decir, a la zona VIP, en la cual se aprecia un ambiente más movido, los invitados bailan tango y todos van vestidos de forma muy elegante.

Yo llevo un vestido corto pegado negro, por lo que no me siento tan informal, mientras que el chico del café, lleva un pantalón caqui negro y una camisa blanca de botones.

Me acerco al ventanal y puedo observar que en el piso de abajo hay un restaurante y por lo que veo es muy lujoso.

Siento al chico del café posicionarse detrás de mí.

- ¿El lugar es de tus padres? -Pregunto sin quitar la vista del ventanal.

-Sí y no. Mis padres me lo han dado, pero la verdad es que no me hago responsable, contrate gente. Este tipo de negocios no es de mi interés.

- ¡Vaya! Pero si es un sitio muy bonito.

-Disfrutó mucho el ambiente del lugar, pero no me veo administrando esto. Tengo aspiraciones más grandes.

- ¿Y esas son? -Cuestiono.

- ¿No has escuchado que es de mala suerte contar los planes?

-No creo que creas en la suerte.

-Y tienes razón. Tal vez algún día te cuente de mis planes a futuro. Podría ser....

-Bueno. -Corto el tema pues no tengo la intención de indagar - Ahora si me vas a mostrar lo bueno que dices ser bailando. - Finalmente dirijo mi vista hacia él y le tiendo mi mano.

-No esperaba más.

Nos acercamos a la pista y justamente está comenzando "Así se baila el tango"

Comenzamos y en verdad no mentía al decirme que es buen bailarín.

Nuestros cuerpos danzan en sincronía y mientras más bailamos, más llamamos la atención de los presentes.

Gracias a nuestro baile hemos conseguido que la pista se despeje y solo nos encontremos bailando el chico del café y yo en el centro de esta.

Hasta que mis cicatrices sangren oro. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora