Capítulo 19 "Mi sangre arde"

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Alissa

Llegamos a un campo abierto, donde puedo apreciar a varios hombres pelear cuerpo a cuerpo. Otros están haciendo entrenamiento tipo militar y en el fondo practican tiro.

Nos detenemos y puedo ver cómo Keops se acerca con una sonrisa en el rostro.

Ni siquiera sabe, pero ya me ha arruinado el día.

-Lista para comenzar, te tengo una sorpresa que estoy seguro te agradará -comenta animado.

-Lo ignoro- Tatiana, ¿podemos comenzar con esta mierda? Quiero volver a casa y arreglar algunas cosas.

-Vaya alguien está de mal humor, no te preocupes Tatiana. Hoy empezaremos enseñándole modales a mi hija, comenzaremos con un entrenamiento un poco riguroso. Quiero retar a mi pequeña hija a una pelea con su padre y que me muestre lo que tiene.

Asiento en dirección a Tatiana, indicando que aceptaré. Tengo demasiada rabia en este momento hacia el hijo de puta que dice ser mi padre así que es un buen momento para desahogarme dándole una buena paliza.

Tatiana nos dirige a un ring de pelea a campo abierto.

Me colocan vendas y unos guantes de pelea, al igual que a Keops. Agradezco haber pensado en el entrenamiento pues porto un conjunto deportivo adecuado para la ocasión.

Nos adentramos al ring, nos damos la mano en una señal de paz, Tatiana se dirige al centro y con la mano hace un ademán, indicando el inicio de la pelea.

Comenzamos a dar pasos alrededor del ring.

-Muéstrame lo que tienes de una vez. -Me provoca, pero no caigo en su juego.

Se acerca y tira el primer golpe, hace que mi cara se voltee momentáneamente por el impacto y el gesto me cabrea más de lo que ya estaba.

-Esa va por cómo me has contestado hace un momento. Anda golpéame, -Choca sus puños- no creas que por ser mi hija voy a tolerarte tus berrinches de niña malcriada y que desquites tu mal humor conmigo.

Tomó impulso, clavó un golpe directo que le rompe el labio. Escupe la sangre hacia un lado y no me mira, se ha cabreado.

Barro uno de mis pies contra los suyos y el acto lo toma desprevenido pues cae en la colchoneta.

-Vamos, no seas nena y levántate, subestimas demasiado a los tuyos y pueden tomarte desprevenidos. -Le grito molesta.

En menos de un segundo se levanta y con sus manos me hace una llave, la cual no me permite moverme, me ha tomado desprevenida.

-Te equívocas. Yo no subestimó a nadie Alissa, ni mucho menos lo hago contigo... puedo ver que estás preparada para cosas grandes, serás alguien importante si así lo quieres. Pero si flaqueas en el proceso, te sacarán del juego. Aquí se juega apostando todo y temiendo de perderlo todo.

Me suelta y me avienta hacia delante. Por poco y caigo, pero logro mantener el equilibrio.

-Hablas mucho y peleas poco. -intentó arremeter nuevamente contra él y con un gancho al hígado me frena, caigo de rodillas frente a él.

-Y tú repites movimientos como vil soldado entrenado, como un robot más, que sigue órdenes sin tener criterio propio. Es tu momento Alissa, muéstrame, muéstranos de lo que eres capaz.

Me quedo ahí tratando de recuperar el aire que he perdido.

Él se da la vuelta y comienza a caminar en dirección a Tatiana.

- ¿Lo mataste? -la pregunta sale de mi involuntariamente casi inaudible por el aire que me ha quitado.

Me arrepiento pues detiene su andar y dirige su atención a mí.

Hasta que mis cicatrices sangren oro. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora