Capítulo 43

173 11 6
                                    

Mañana finalmente es el cumpleaños de nuestro querido Leo. Así que, hoy estamos en los pequeños preparativos.

Vamos a ir otra vez al club, y cuando lleguemos —si es que Leo logra llegar en todos sus sentidos—, vamos a cantar cumpleaños.

Lulú, va a hacerle waffles de desayuno y Sky va a hacer su pastel de cumpleaños.

Emily está hablado por teléfono con sus papás, Jay está hablando también por teléfono con papá. Leo no sé dónde está y Sky está a punto de empezar a cocinar.

—Oh, oh —pronuncia la trigueña, volteo hacia ella—. No hay mantequilla para la crema.

¿De la mantequilla sin sal? —pregunto y ella asiente.

Ambas giramos hacia Leo que viene a la cocina todo contento.

—Leonardo —suspira Sky—, ¿podría saber por qué no utilizaste la mantequilla CON SAL? —se cruza de brazos.

Ladea la cabeza con el ceño fruncido.

—¿La mantequilla sin sal existe? Yo utilicé para mis panquecas la única que estaba ahí —se defiende y va a darle un beso a lo que ella se niega.

—No. Nada de besos —lo aparta con la mano—. Ahora vas y me compras otra, no puedo ir yo porque se me va a hacer tarde y quiero terminar esto hoy.

Leo se va a la nevera, creo que a buscar otra mantequilla que, claramente no va a haber.

—Cielo pero ¿Cómo voy a diferenciar cuál es cuál? —Sky se encoje de hombros queriéndole decir "no sé, tú verás".

—Y si me llegas con la que no es, pues te quedas sin postre y duermes aquí solo en el sofá.

Oh man, Sky modo ruda ¡me encanta! Rio disimuladamente.

Aunque... Tengo que comprar el regalo de Leo, así que puedo ir a pasarlo a buscar yo.

—Yo puedo ir —me ofrezco—, tengo que comprar algo en la farmacia —miento—, así que puedo pasar por un supermercado.

—Gracias Mack —me da una mirada de alivio y agradecimiento—. Y tú Leo —lo señala—, vas a tener que lavarme los platos —demanda.

—¡Si Señora! —pone su mano en la frente como los militares.

Dios este chico no se toma nada en serio. Vuelvo a reír y me despido de ellos para subir a mi habitación y buscar mi cartera.

Ahí está Eric con su cámara, viendo una fotos. No trae camisa, solo sus shorts para la playa. La imagen me hipnotiza completamente, detallando cada curva de su buen trabajado cuerpo.

—Hay unas fotos realmente increíbles —me dice emocionado, sus ojos están de verde oliva, sonrío por eso—. Sobretodo las tuyas —dirige su mirada hacia mi y guiña el ojo.

Niego con la cabeza y voy a la mesa de noche a buscar la cartera.

—Exijo ver esas fotos —me río.

—¿Qué me das a cambio? —ladea la sonrisa y sus ojos pasan al aguamarina. Nunca me cansaré de ver eso.

Me encojo de hombros coqueta, tomo mi bolso y voy hacia la puerta.

—¿A dónde vas? —pregunta parándose de la cama, viene a mi y me da un suave beso en los labios.

—Tengo que compran unas cosas, ¿Me acompañas? —asiente, se coloca su camisa, toma su billetera y teléfono y salimos del cuarto.

Ahora que lo recuerdo... Igual él tenía que acompañarme si o sí. Sigo sin licencia ¡yay! A penas llegue a casa voy a hacer esa bendita prueba.

The color in your eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora