♡Extra: Turning Page♡

97 4 0
                                    

Hechos ubicados 1 mes y unos días antes de que nazca Aella.

Estaba trabajando en el estudio, acabo de llegar a la casa. Mis pies me están matando gracias a mi gran barriga de 8 meses. Un mes más y tendremos a nuestra pequeña Aella en brazos.

Abro la puerta principal y entro exhausta, Sky ayudó a traerme a casa ya que Eric también está ocupado con unas cosas de la empresa.

Me recuesto contra la puerta blanca y con cuidado me quito las zapatillas que traía. Un alivio me recorre los pies al sentirlos libres.

Saludo a Fati que prepara café y me comenta que Eric está en la oficina. Le agradezco, paso por la sala y voy a la oficina de mi esposo a saludarlo.

Abro la puerta con cuidado y aún su delicioso aroma me enamora como la primera vez. Está despaldas de mi, me dedico a visualizar sus brazos descubiertos con nuevos tatuajes. Ladeo la cabeza y me muerdo el labio inferior.

Cuando empiezo a caminar me siente y voltea, su hermoso color de ojos me sigue hechizando y los lentes que se pone para trabajar hacen recordarme las mil y un razones por las que me casé con él.

Me mira de arriba a abajo y posa su mirada en mi abultada panza. Le sonrío pero él no lo hace devuelta, eso me extraña y termino cerrando el espacio entre nosotros cuando me siento sobre su pierna y le doy un tierno beso en los labios.

Él se quita los lentes, toma mi mejilla y profundiza el beso, pero lo siento triste y frustrado, cómo si ese beso fuera a borrar la manera en que se siente.

Termina cuando necesita respirar, apoya su cabeza encima de mis pechos y aspira mi aroma. Paso mi mano por su cabello acariciándolo y mi cabeza comienza a maquinar la razón de su actitud tan extraña.

—¿Estás bien, amor? —le pregunto pasando mi mano por su espalda moviéndola de arriba a abajo.

No responde y miro hacia su escritorio, tiene varios papeles, una calculadora y un lapicero. Tal vez no ha tenido un buen día. Me imagino que trabajar con mi hermano no es fácil.

—Solo... Estoy cansado —cierra los ojos y exhala—. ¿Cómo te sientes tú? —responde después de varios minutos y se acomoda mejor rodeando sus brazos por mi cadera.

—Vamos al cuarto —ignoro su pregunta—. Déjame tomar una ducha, nos podemos acostar un rato y ver una película —le propongo.

Asiente y se separa de mí para poder dejar pararme. Cuando me voy a agachar para tomar las zapatillas, Eric se adelanta y las agarra para luego buscar mi mano y unirlas mientras salimos de su oficina.

Ronnie se acerca corriendo hacia nosotros, ladea la cabeza y mueve su cola para que lo acaricie como sé que le gusta. Lo miro algo triste porque me cuesta agacharme hasta su altura —y eso que es un perro bastante grande—. Eric entiende lo que quiero transmitir, le acaricia un poco la cabeza y le pide que nos siga.

En el camino, diviso varios de los cuadros que se ubican por toda la casa. Todas las fotos tomadas por Eric.

Luego de nuestra luna de miel por varias partes del mundo, compramos esta casa. Es grande y moderna. A Leo le hubiese gustado remodelarla él mismo, pero debido a que faltaban sólo unos meses para que nuestra hija naciera dejó su entusiasmo de arquitecto de un lado y nos ayudó solo con el mobiliario.

Subimos las escaleras y me ayuda con cuidado. Pasamos por la habitación de nuestra pequeña y me quedo viendo su cartelito con su nombre con corazones en color morado, junto con las estrellas y rayos amarillos.

La habitación de igual manera, fue decorada con ayuda de mi mejor amigo, quería hacer algo que tenga referencia al significado de su nombre. Eric y yo quedamos encantados con el trabajo.

The color in your eyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora