La noche que cerraba el año se acercaba.
Había que preparar muchas cosas.
La nochevieja era de las celebraciones más especiales para la familia de Marco.
- Mamá, ¿después de la cena podré salir con mis amigas por el centro? – preguntó a su madre que le estaba planchando la ropa.
- No, no puedes hijo. – Su madre hizo una pausa.- Debes. Sal y pásalo bien. – bromeó.
Marco la besó en la frente y entró a su habitación.
Su cuarto en Madrid era mucho más amplio. Vivían al lado del parque de El Retiro.
Si subía a la azotea del edificio, podía contemplar Madrid entero. Le gustaba subir de vez en cuando, eran unas vistas increíbles.
Marco intentaba distraerse lo máximo posible.
Intentaba no pensar, y por el momento lo llevaba bien.
Llegó el día treinta y uno de diciembre.
Todo estaba ya listo.
Aquel día se pasaba siempre muy lento, y eso, no le gustaba nada.
Antes de la hora de comer salió a visitar a un antiguo amigo del colegio. El tiempo se le hacía demasiado pesado en casa.
- ¡Vaya tío! Has llegado mazo pronto. – dijo Hugo. Así se llamaba su amigo. – Pasa, estaba terminando de ducharme – continuó mientras le acompañaba a su habitación.
- Para una vez que llego pronto… - contestó Marco bromeando.
Hugo vivía solo, aunque de vez en cuando su novia pasaba con el algún tiempo. Estudiaba odontología. Tenía una piel blanca y aparentemente muy suave. Los ojos oscuros, pero pelirrojo. Pelo en el pecho y en la zona del ombligo a la entrepierna. Estaba bien definido, jugaba al rugby en el equipo de su Facultad. Además, era de su misma altura.
- Siéntate tío. – dijo Hugo mirando hacia su cama. – termino de secarme y estoy contigo. – dijo en tono de cachondeo.
- Venga va, no quiero tomarme las uvas aquí. – contestó de forma divertida Marco.
Hugo se fue al cuarto de baño mientras Marco se quedó embobado mirando a la pared.
Su amigo volvió y se quedó frente a él. Aún llevaba la toalla tapándole de cintura para abajo. Marco le miró.
- ¿Y qué tal por Roma, Marco? – preguntó mientras buscaba unos calzones que ponerse.
Marco se puso nervioso. No estaba acostumbrado a tener delante de él a un chico medio desnudo buscando su ropa interior.
- Bien… todo bien, ya sabes, con mi familia, mis amigos… - respondió Marco algo absorto.
Sin darse casi cuenta, Marco, guiado por un instinto que nunca antes había sacado a relucir con alguien, empezó a tocarse la entrepierna.
Hugo le vio y se quitó la toalla. Se quedó totalmente desnudo.
- Joder… - murmuró Marco al ver el miembro de su amigo. Este se sentó a su lado en la cama. Le empezó a comer el cuello y Marco desconectó al momento.
Se quitó la camiseta y se puso encima de Hugo. No paraban de besarse.
Hugo le desabrochó los pantalones, dejándole en bóxers.
Sus sexos se rozaban. Se ponían cada vez más duros.
Marco dejó escapar un jadeo y Hugo le agarró por las muñecas, tirándolo a la cama. Se puso encima de él y le dejó de una vez completamente desnudo.
Estaba fuera de sí, no pensaba en nada.
Solo disfrutaba y se dejó llevar.
Cuando terminaron, se ducharon juntos.
- Oye tío… no te rayes por esto ¿vale? – dijo en un tono muy tranquilo Hugo.
- Ya, ya, todo entre colegas… si a mí me gustan las tías, como a ti… pero ha estado bien. Además tú tienes novia… - dijo Marco despacio, dándose cuenta de ese detalle.
- Ya ves, ha estado bien. – contestó Hugo sonriéndole.
Ambos amigos se quedaron un rato hablando, luego, Marco tuvo que volver a casa.
- Bueno Marquito, ya hablaremos. – dijo Hugo con su normal amabilidad. Apoyado en el umbral de la puerta de su piso.
- Cuídate tío. – contestó Marco.
Ambos chocaron las palmas de sus manos, Hugo cerró la puerta mientras Marco bajaba las escaleras.
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EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.
Teen FictionEn un apasionante descubrimiento de si mismo, Marco, un joven de diecinueve años, vivirá una gran historia entre las ciudades de Madrid y Roma. Entre ellas experimentará el amor desgarrador, la pasión, la tensión y el dolor, entre un montón más de e...