- FUEGOS ARTIFICIALES - c.15.

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Durante la comida, Marco no paraba de pensar en lo que habían hecho Hugo y él.

Por lo que parecía, no iban a perder su amistad.

Y el, no se arrepentía de nada.

Por una vez en aquella semana, estaba seguro de algo.

Llegó la hora de vestirse para la cena familiar y las campanadas.

Marco llevaba unos pantalones negros, ajustados. Una camisa blanca, con los botones superiores desabrochados, se le marcaban las clavículas. Llevaba una americana negra, con las solapas adornadas con pequeñas piezas plateadas. Y cómo no, unos zapatos y un reloj de pulsera a juego.

Estaba radiante. Y le encantaba.

-¡Tengo al nieto más guapo del mundo! – gritó su abuela materna al verle.

Ambos se abrazaron.  Su abuela Teo era como una segunda madre para él.

 Sus padres también le piropearon un rato, Marco rojo de vergüenza, decía que no era para tanto.

Su familia por parte de madre era natal de Madrid.

Esperaron al resto y comenzó una divertida velada.

En poco tiempo, llegaron las doce de la noche y con cada campanada, Marco sonreía más y más, casi que regurgitó las uvas.

Besos, abrazos y caras alegres. De fondo un gran estruendo que iluminaba el cielo, fuegos artificiales.

A Marco le encantaban y se quedó contemplándolos en la terraza.

- ¿Te acuerdas de cuando eras pequeño y cada noche como esta encendíamos bengalas juntos? – Desde el umbral de la puerta de la terraza, le observaba su abuelo.  – Has crecido mucho hijo, ya nos dejas pequeños a tu abuela y a mí. – dijo con una gran sonrisa a su nieto.

- ¡Estáis perfectos abuelo! – dijo animado Marco. – Anda, ven aquí. – Le dijo tendiéndole los brazos. Ambos se abrazaron y a su abuelo le cayeron un par de lágrimas.

- Qué mayor estas hijo, que mayor estas… - dijo de nuevo su abuelo.

- ¡Venga chicos! Pasar, vamos a brindar. – Dijo una de sus tías.

Se llenaron todas las copas. Todos miraron a Marco, querían que hablase él.

Marco empezó a reír nervioso. Levantó su copa, con la otra mano en el bolsillo del pantalón.

- Para que nos tengamos siempre los unos a los otros, para todo. – Hizo una pausa- Os quiero familia. – dijo Marco con una gran sonrisa.

Todos brindaron.

Al cabo de un rato, Marco se puso un chaquetón para salir de fiesta con sus amigas, que le estaban esperando en el portal.

Le esperaba una gran noche.

Pasaron las horas, veloces por el alcohol.

Marco no paraba de reír junto a sus amigas. Se lo estaba pasando realmente bien.

Estaban muy borrachos y aun que no era demasiado tarde, era hora de volver a casa.

Estaban bajando por la calle Preciados, de frente: la plaza del Sol. Había bastante ambiente. Jóvenes de aquí para allá, gritando y riendo.

En la plaza, unos chavales comenzaron a disparar petardos y fuegos artificiales.

Sus amigas se quedaron mirando aquel espectáculo. Marco seguía bebiendo de su botella unos metros más atrás.

- ¡Eeeeh! – gritó una de sus amigas a Marco.

Sus amigas intentaban ligarse a un turista, que estaba de espaldas a él.

- Ven aquí guapo. – siguió diciendo su amiga, aun boceando. – Nuestro amigo sólo sabe decir “yo volgio Retiro”… creo que es francés o algo… estoy demasiado borracha como para poder explicarle nada…

Su amiga le acababa de echar el muerto encima.

Marco abrió la boca para saludarle y le tendió la mano.

Se quedó petrificado.

El chico se giró hacia Marco y se quedó igual que él.

Alto, pelo semi-rizado y moreno, ojos verdes…

Estaba borracho, sí, pero no había lugar a dudas: era Luca.

Luca abrió los abrazos, y sonrió de aquella forma tan bonita.

- Marco… - murmuró Luca. Se acercó para abrazarle y Marco, sin dar crédito se refugió en sus brazos.

- Sí, tengo que estar muy borracha. – dijo su amiga flipando.

Marco empezó a reír muchísimo. No daba crédito, aun así seguía encantado, pero encontrarse a Luca allí y en las condiciones en las que estaba el mismo…

- Oh, sí… os presento chicas. – dijo Marco como pudo. – Este es mi amigo Luca, es italiano, no francés. No os entenderá…

- Con que Luca, ¿eh...? – dijo una de sus amigas acercándose mucho al chico.

- Sí, y por cierto, tiene novia. – cortó Marco a su amiga.

Luca observaba la escena anonadado y divertido.

- Bueno chicas, me voy a ir… - continuó Marco.

Todos se despidieron, Luca y Marco se alejaron poco a poco.

Sus amigas seguían flipando.

El silencio se hizo entre ambos chicos.

Bajaron la calle.

EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora