- ASPIRINAS -c. 19.

37 1 0
                                    

Pasaron unas horas. Pero sin señales de Luca.

Marco cogió su móvil y buscó el número del chico. Pero no fue útil.

‘El número de teléfono al que llama no existe, por favor compruebe su validez.’

No entendía nada, al cabo de unos minutos sonó el telefonillo. Lo cogieron sus padres.

Al cabo de unos minutos el timbre de la puerta sonó.

- ¡Abre tú, hijo! – gritó su madre.

Marco, de mala gana fue hasta la puerta y abrió.

Tras ella apareció Luca, con su habitual sonrisa.

Marco se quedó con la boca abierta. Definitivamente aquel día no le dejaría indiferente.

- ¡Luca! Pasa, pasa. Estábamos todos expectantes sobre tu paradero. – dijo alegre la madre de Marco.

Aturdido Marco cerró la puerta y siguió detrás a su madre, que llevaba cogido del brazo a su flamante huésped.

- Creía que te habías ido de nuevo… no estaba tu maleta, ni una nota, ningún mensaje… - hizo una pausa. Se puso muy serio. - ¿en qué cojones estabas pensando Luca? ¿Sabes la de cosas que se me han pasado por la cabeza? – Los ojos de Marco se llenaron de lágrimas.

- Cariño, los modales. – Dijo rápida su madre mientras se acercaba a él.- Recuerda quién es, al fin y al cabo está aquí. – dijo en un susurro a su hijo, antes de irse del salón.

Marco agachó la cabeza, y suspiró.

- Lo siento, joder… estaba muy nervioso. – continuó más calmado.

- No, Marco, no… ayer como hoy con ese tono… vale que estuvieras borracho, vale que no supieras que volvería de nuevo. Pero si estoy aquí es por ti, por empezar algo nuevo, a tu lado ¡hostia! – Luca empezó a hablar muy rápido y nervioso.

- Yo… - intentó continuar Marco.

- La maleta está debajo de la cama, no quería entorpecer a nadie con ella. – dijo Luca exaltado. – He cambiado de número para dejar todo atrás. – siguió más despacio. – Y no, no he dejado una nota, pero podrías ser un poco más paciente y pensar fríamente. – hizo una pausa. – Te dije que no me iría, que estoy aquí por algo y ese algo eres tú, joder. ¿Tan poco confías en mí? ¿Tan cabrón te parezco?

Marco se sentó en uno de los sofás, eran de piel negra. Invitó a Luca a sentarse.

- He perdido los papeles… lo siento… - concluyó Luca con tono desanimado.

- No, tranquilo… tienes razón, no es culpa tuya… soy yo… - suspiró.

Luca abrazó a Marco y le revolvió el pelo.

Al separarse, se quedaron a muy poca distancia el uno del otro, mirándose a los ojos. Marco estaba llorando y Luca le acarició una mejilla, secándole las lágrimas. Le sujetó despacio de la barbilla y de nuevo, sus labios se encontraron de aquella forma tan especial.

Sintieron que con el beso se desinflan, que toda la tensión se volatilizaba.

Fue un beso dulce, lento, de esos que conectan a dos personas de verdad.

- Creo que tenemos mucho que decirnos… ¿no? – dijo susurrando Marco. – Si quieres podemos ir a dar una vuelta, así lo hablamos tranquilos…

- Estupendo cariño. – dijo Luca. – Pero antes, ten. – le tendió un pequeño paquete envuelto en papel de regalo. – A por esto salí, y ya sabes… el idioma… el bus… por eso tardé más. – dijo con media sonrisa.

Marco desenvolvió aquella cajita.

Era una pequeña caja de aspirinas. Sonrió sorprendido.

- Sé que es una tontería… pero para la resaca vienen bien. – dijo alegre Luca.

Marco se quedó embobado, sonriendo. Aquella gilipollez le había hecho olvidar todo.

- Grac… - antes de que terminase la palabra, Luca colocó el dedo índice en sus labios.

- Quiero que seamos la medicina que cura los males del otro. Sin pensar en un siempre…  mejor hacerlo nuestro. – dijo lento.

Marco agarró suavemente la muñeca del chico, apartando el dedo de sus labios.

Ambos se fundieron en uno, a través de sus labios.

EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora