No podían pedirle que se quedase en casa, sin hacer nada, mientras los agentes investigaban. Luca estaba desaparecido, y necesitaba tenerle a su lado de nuevo. Abrazarle o simplemente escuchar de él un: 'siempre estaré a tu lado'.
Daba igual de la forma que fuese, pero le necesitaba cerca. Así que empezó a pensar en todos los lugares de la capital en los que habían estado juntos. Por si acaso Álvaro había dejado alguna señal. Pero no encontró nada.
Era ya tarde cuando llamaron a la puerta, por eso Marco fue corriendo a ver quién era. No sirvió de mucho, no pudo ver a nadie, pero había en el felpudo una pequeña caja. La recogió y después de cerrar la puerta fue al salón. Allí abrió aquella caja, tanto por fuera como por dentro era negra. Así que sólo vio bien otra nota que había dentro.
'Ahora que sabes mi pequeño secreto, no me queda otra que hacerte este pequeño regalo. Cuídalo bien, puede ser que es lo único que quede de él. '
De nuevo esa presión en el pecho al comprobar que la caja contenía el pelo de Luca. Estaba claro que Álvaro les seguía de cerca, y eso le daba mucho miedo. Pero no era nada comparado con lo que sentía al pensar que podría llegar a hacer con Luca.
Primero su hermana y ahora Luca. Esto no podía estar pasando... y por ello necesitaba hacer algo, ¿pero qué?
Aquella noche la cabeza le dio mil vueltas a todo. No había cenado, y es más, ahora tenía ganas de vomitar. Además hacía calor, mucho calor. Llevaba horas encerrado en el baño, sobre la alfombra, en aquel espacio más reducido se sentía más protegido. Pero de nuevo llegó aquella presión. Su móvil había vibrado de nuevo bajo el nombre de 'Luca'. Rápidamente lo desbloqueó y leyó.
'Mañana, a la 1:00 en tu portal. Sólo.'
Ahora sólo había que esperar.
La pesada puerta del portal se cerró tras él. Faltaba un minuto para la una de la madrugada. Sus padres le creían dormido y además no les había dicho nada de la caja y del mensaje.
Estuvo esperando un rato, pero nada.
Miró al suelo, y advirtió una pequeña flecha roja de cinta adhesiva. Esto tiene que ser una broma, pensó. Pero no había otra opción: comenzó a andar en la dirección que las flechas le marcaban, hasta que se topó con la puerta de un local cerrado.
¿Y ahora qué? Se preguntó el chico.
Descargó un puñetazo contra la puerta metálica. Esta empezó a subir hacia arriba.
Aquel lugar resultaba escalofriante desde la puerta incluso. Y desde dentro la cosa no mejoraba. Tuvo que bajar a tientas una rampa un tanto escurridiza, y cuando llegó a su fin, la puerta comenzó a cerrarse. Todo se quedó a oscuras, sacó su móvil y encendió el flash. Desde luego aquella forma de iluminar no era lo más cómodo para sus ojos.
Sucias columnas de colores desgastados, cadenas por las paredes, pequeños charcos de aceite y algo que parecía agua y algunos papeles sucios. En el centro de aquel lugar había lo que parecía una pequeña sala, pero no pudo abrirla, la puerta estaba cerrada. No había nada más allí, así que fue fácil llegar hasta la puerta principal. Seguía cerrada, y no probó con otro puñetazo porque los nudillos ya le dolían lo suficiente.
Se quedó inmóvil cuando escuchó como una puerta se abría.
Después unos pasos.
Alguien estaba arrastrado algo.
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EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.
Teen FictionEn un apasionante descubrimiento de si mismo, Marco, un joven de diecinueve años, vivirá una gran historia entre las ciudades de Madrid y Roma. Entre ellas experimentará el amor desgarrador, la pasión, la tensión y el dolor, entre un montón más de e...