Marco y Luca paseaban, muy cerca el uno del otro.
Veían niños correr, parejas de la mano, padres en los bancos, señores mayores dando de comer a las bandadas de palomas.
Esa era la vida: algo lineal pero lleno de curvas, de idas y venidas, de malentendidos y sorpresas, de baches y cimas.
Marco aprendió a lo largo del último año lo difícil que era saber llevarla, pero también aprendió a que siempre merecía la pena salir a flote, porque solo algo detiene a la persona: la muerte. Pero nunca habrá oscuridad total, si se lucha por el brillo de los sueños.
Se inclinó sobre la valla que rodeaba el estanque de El Retiro, miraba las pequeñas crestas que hacía la superficie del agua. Era una mañana muy soleada.
Luca se puso a su lado, mirándole.
Le agarró de una mano.
- El día que viniste a Madrid, estuve en el aeropuerto. – dijo suave.
- ¿Qué…? – dijo sorprendido Marco. - ¿Y por qué no embarcaste con nosotros…?
- Llegué corriendo a la puerta de embarque, - tomó aire, apenado.- iba algo tarde y vi a través de la cristalera cómo despegaba el avión…
Le miró a los ojos, entendió que quería seguir escuchando.
- No sabía dónde vivías aquí, así que lo primero en lo que pensé fue en Mario. – Hizo una pausa y continuó, más animado.- Tardé un buen tiempo en encontrarle, fui a la cafetería y pregunté por él, luego a su casa, a algún otro sitio cercano… costó pillarle.
- Ahora encaja todo un poco más… - dijo Marco despacio. – pero que aparecieras en año nuevo en mitad de Sol…
- Cuando supe donde tenía que buscarte, me puse a preparar todo. – dijo más serio Luca. – Me despedí de mis mejores amigos, retire mi dinero del banco, compré un móvil nuevo, intenté alquilar mi piso y bueno… hice la maleta. – De nuevo se pausó, y dijo lleno de esperanza. – Y aquí estoy… - sonrió. - Cuando llegué a Madrid, no tenía demasiado dinero suelto, por lo que el taxi no pudo llevarme hasta la dirección que me dio tu amigo… - dijo con algo de bochorno. – Así que me tuve que orientar con los mapitas esos que hay en las marquesinas de autobuses. – terminó algo más alegre.
- ‘Luca el aventurero, perdido por Madrid’ – dijo poniendo la típica voz de los documentales.
Ambos se rieron.
- A veces es bueno seguir aquello que te llega primero a la cabeza, ¿no? – preguntó con cariño Marco.
Luca se puso de nuevo a su lado, girando un poco a Marco.
Acarició una de sus mejillas.
Los destellos de la superficie del agua les iluminaban de forma especial.
Se acercó a sus labios lentamente.
- Sí… el primer pensamiento… el mejor. – dijo muy bajito Luca.
Sus labios se unieron de nuevo, en un beso de esos que calla al mundo.
En aquel momento, no existía nada más.
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EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.
Teen FictionEn un apasionante descubrimiento de si mismo, Marco, un joven de diecinueve años, vivirá una gran historia entre las ciudades de Madrid y Roma. Entre ellas experimentará el amor desgarrador, la pasión, la tensión y el dolor, entre un montón más de e...