- ¿Necesitas hablar sobre lo de esta tarde, cielo? – preguntó susurrando Luca.
La cena había terminado y los padres de Marco estaban entretenidos viendo la tele. Luca y él se ofrecieron a limpiarlo todo, así que Marco fregaba y Luca colocaba y barría.
- No hace falta Luca. – contestó Marco intentándole mojar.
Luca reía.
- Estate quieto, que luego lo tengo que limpiar yo... - bromeó.
Marco se secó las manos con un paño y se acercó a Luca para abrazarle.
Cuando acabaron y se pusieron el pijama, Marco encendió su ordenador, y lo llevó a la cama junto a Luca, y se tumbaron juntos.
A las doce pasó Carmen hacia su habitación junto a un libro.
- Buenas noches chicos. – dijo al pasar.
Al rato, Fabio hizo lo mismo.
- Todos los días como hoy hacen una sesión especial, acaban como si les hubieran arrancado la fuerza, es... raro. – dijo Marco.
- Bueno, lo importante es que vais a mejor – contestó Luca amble. - ¿no?
Marco asintió y se acurrucó en su hombro.
Cerró los ojos y susurró.
- Gracias.
Luca le acarició, apartando el portátil para que no cayera al suelo.
- ¿Por qué pequeño? – preguntó de forma dulce.
- Por haber querido conocerme, por ayudarme a aceptarme tal y cómo soy, por apoyarme... - Marco hizo una pausa. – no sé, por todo.
Luca se sentó sobre Marco, llevándole los brazos por detrás de la cabeza.
Sonrió.
- Fuiste tú quién accedió a quedar conmigo, así que gracias a ti por querer. – su voz se tiñó de una gran suavidad. Resultaba imposible no empaparse de su voz. –Es más, eres maravilloso tal y cómo eres... así que tarde o temprano te darías cuenta. – Fijó sus ojos con los de Marco. – Y no des las gracias porque te apoye, es lo mínimo que puedo hacer.
Desplazó sus manos hacia atrás, dirección a sus mejillas. Las acarició mientras se acercaban, su nariz junto a la suya, su frente contra la suya.
En esas ocasiones algo les unía de forma muy fuerte por el pecho. Los besos se les quedaban cortos para decirse de alguna forma todo lo que sentían.
Estaban cansados, había sido un día de esos en los que no haces mucho pero aun así te cansas pronto.
Decidieron dormir juntos por esa noche, así que cerraron la puerta y apagaron la luz.
Bajo las sabanas, Luca que dormía sin camiseta, envolvió con su cuerpo a Marco. Tardaron un rato en dormir, era raro hacerlo en compañía, y hasta que el sueño llegó se acompañaron de mil besos y caricias.
La noche no fue a mejor. Ambos chicos sin saber muy bien porqué se desvelan a ratos. Marco tenía calor, así que decidió quitarse la camiseta. Luca se acurrucó en él, adormilado, no lograba conciliar bien el sueño.
- ¿Quieres que me vaya a mi cama? – preguntó en modo zombi Luca. – No me importa cariño...
- Quédate anda. – contestó susurrando Marco.
Luca que estaba echado sobre el pecho de Marco, notaba su respiración. Sin pensarlo demasiado le empezó a acariciar el torso. Hasta llegar al paquete, allí gastó más tiempo. Agarraba todo su miembro a través del pantalón y los boxers. Llevándolo arriba y abajo, notaba como poco a poco se ponía más y más duro.
Sólo escuchaba sus pequeños gemidos. Se puso encima, frotando ahora con su culo. Los besos no cesaron hasta que Marco agarró del pelo a Luca y le hizo bajar hasta el paquete. Lo lamió por encima, haciendo que el chico se pusiera más duro.
Le bajó los pantalones, dejándole completamente desnudo.
Se entretuvo un rato masturbándole, viendo como Marco disfrutaba con ello.
Acercó sus labios a los testículos de Marco, lamiéndolos, poco a poco.
Los jadeos se incrementaron cuando Luca empezó a lamerle el glande, dejándoselo bien húmedo, siguió mamándole el pene al completo.
Marco cada vez estaba más cachondo. Tanto que varias veces agarró a Luca por el pelo y moviendo un poco su cadera metía y sacaba su pene de la boca de su compañero. En una de esas veces, Marco se corrió, llenándole la boca de lefa a Luca, el cual, sin tragar le empezó a besar.
No le gustaba hacer daño a Luca, pero le ponía muchísimo escuchar cómo se atragantaba.
Luca encendió la luz de la mesilla de noche y se sentó sobre las piernas de Marco, dejando al aire su pene. Los juntó y pajeó a la vez. Estaban disfrutando como nunca de un acto como ese. Marco se incorporó lo necesario como para agarrarle por la cadera a y acercar su miembro a sus labios.
Abrió la boca y chupó primero su glande, lamiendo después y por completo el resto. Agarró los testículos de Luca. Mientras que con la otra mano le masturbaba encima de su boca.
Luca contemplaba la escena y fue él quien comenzó ahora a gemir hasta que terminó llenándole la cara de semen. Agarró la base de su pene y condujo toda su esencia hasta la boca del chico, quién la tragó encantado.
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EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.
Teen FictionEn un apasionante descubrimiento de si mismo, Marco, un joven de diecinueve años, vivirá una gran historia entre las ciudades de Madrid y Roma. Entre ellas experimentará el amor desgarrador, la pasión, la tensión y el dolor, entre un montón más de e...