- ¿Han llamado a la puerta Fabio? – preguntó Carmen quitándose los pendientes. Estaba sentada al borde de la cama, de espaldas a su marido, que estaba ya tumbado.
- ¿A estas horas? – ironizó Fabio. – Yo no he oído nada...Ella también se tumbó en la cama, cerca de su marido. Apagó la luz desde la mesilla de noche y tras besarle, intentó dormir.
No pudo conciliar el sueño, así que fue a beber agua a la cocina.
Al volver a su habitación pasó a ver a Marco.Pero no estaba. Ni en su habitación ni en el baño.Empezaba a alterarse mientras rebuscaba entre sus cosas algo que no sabía exactamente que era. Ni siquiera sabía si habría algo que le ayudase a encontrar a su hijo.
Corrió hacia su habitación y despertó gritando a Fabio.
Ambos buscaron por toda la casa, y tras un buen rato encontraron la pequeña caja negra, leer la nota no les sirvió de nada porque no había nada más de dónde tirar.
Así que se vistieron tan rápido como pudieron. Llamaron a la Policía y bajaron al portal.
2:40 de la madrugada.
Encontraron las flechas. Y las siguieron.
2:50 de la madrugada.
La Policía llegó al lugar dónde acababan las flechas. Salía humo a través de las pequeñas ventanas que había justo pegadas al pavimento de la calle.
3:15 de la madrugada.
Los bomberos entraron a aquel sótano. Se veían, desde fuera, grandes llamaradas.Intentaban apagar el fuego, pero era muy difícil.
3:30 de la madrugada.
Las personas que vivían en el bloque fueron desalojados y empezaron a llenar la calle, tras el cordón de seguridad que puso Emergencias.
3:50 de la madrugada.
- Vamos a intentar acceder al fondo del sótano. – empezó a explicar el jefe de bomberos a sus subordinados. – Creemos que hay dos jóvenes en su interior. – hizo una pausa. – No sabemos en qué estado se encontrarán, así que si encontramos a alguien rápidamente le sacamos fuera. - el resto asintió. – Y recordad, si hubiera gran dificultad en el fuego saldremos todos.
Se hizo el silencio, sólo roto por las lágrimas de Carmen, que estaba en los brazos de Fabio.
- Vamos allá.
El grupo de bomberos empezó a entrar al sótano, en filas de dos, encabezados por el hombre que antes les dio instrucciones.
Recorrieron su interior a través de las violentas llamaradas y encontraron dos cuerpos colgando del techo. Las cadenas que los sujetaban estaban ardiendo, pero tras cortarlas lograron cogerlos entre varios bomberos.
Los aplausos arrancaron entre la gente que esperaba afuera. Todos miraban a ambos chicos, sus ropas estaban rotas y dejaban ver la carne quemada.
Fabio se llevó las manos a la cabeza, y su mujer al pecho.
Las palmas seguían chocando, cuando de entre la multitud se escuchó un disparo al aire. Un chico pelirrojo con brazaletes en las muñecas apuntó a Marco con la pistola que portaba.
Una bala de la Policía le alcanzó en el hombro, y su disparo a Marco se desvió. Acertando de lleno en el pecho de uno de los bomberos.
Empezó a correr, disparando cada dos por tres al grupo de bomberos, intentando alcanzar a uno de los dos chicos. Pero, justo antes de doblar la esquina, otro disparo le alcanzó en la espalda.
Tropezó consigo mismo y cayó al suelo.
Segundos después, bañaba la acera con su sangre. La Policía lo rodeó y se lo llevaron a una ambulancia.
Marco y Luca estaban inconscientes, muy débiles.
Llegaron al hospital más cercano, en ambulancias distintas: Fabio acompañó a Luca, y, Carmen a Marco.
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EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.
Teen FictionEn un apasionante descubrimiento de si mismo, Marco, un joven de diecinueve años, vivirá una gran historia entre las ciudades de Madrid y Roma. Entre ellas experimentará el amor desgarrador, la pasión, la tensión y el dolor, entre un montón más de e...