Hugo estaba tirado en el sofá, completamente desnudo y Marco acojonado por lo que acababa de pasar.
Se vistió y vistió también a su amigo, había que tapar un poco aquella situación.
Cuando la escena no parecía tan grotesca como lo era, Marco fue a buscar a Luca.
Abrió la puerta de su habitación.
- Quiero estar solo, vete. – dijo Luca de espaldas.
Marco le rodeó y se puso frente a él.
- Estás pálido... - dijo Luca anonadado.
Sin mediar palabra Marco agarró del brazo a Luca y le llevó al sofá. Se quedó aún más sorprendido al ver a Hugo inconsciente.
- Quería obligarme, y me resistí. – Dijo el chico fijando su mirada en el cuerpo de su amigo, era una mirada de esas tan frías que asustan.
- Trae agua fría y una toalla.
Marco hizo lo que le pidió y Luca humedeció la toalla con el agua, empezó a aplicársela en la frente. No funcionaba, así que optó por proteger el sofá con la toalla y echarle el agua encima.
- Déjanos solos. – Dijo Luca mirando con desprecio al chico.
Tras un aspaviento Hugo empezó a toser, frotándose la cabeza.
Se miró los dedos, un fino hilo de sangre los recorrían. Debía tener una pequeña brecha.
Hugo cerró la puerta del salón.
Luca comenzó otra maravillosa exhibición de castellano.
- Yo en tu lugar no me movería. No me gustaría romperte las piernas... - dijo Luca sonriéndole. - ¿Sabes qué Huguito? Lo que has hecho no está nada bien... me das asco.
Hugo no sabía que decir, la presencia de Luca era intimidante bajo esa circunstancia.
- Vas a pedir perdón a mi chico, y vas a hacerte desaparecer. – continuó Luca, pegándose al rostro de Hugo.
Le puso una mano sobre el hombro, queriéndole dar confianza.
Con la otra mano le dio un puñetazo.
- Estas tardando maldito cerdo. – dijo agarrándole por el cuello y levantándole del sofá.
Luca abrió la puerta del salón y golpeó en el hombro a Hugo para que caminase.
- Cielo sal, tu amigo quiere decirte algo. – dijo con tono amable Luca.
Se abrió la puerta de la habitación y apareció Marco.
- Vamos hombre, que ya está aquí, tonto. – continuó con tono burlesco Luca.
Hugo tragó saliva.
- Lo... lo siento, Marco... - consiguió decir.
- No pasa nada, ya ha pasado. – contestó Marco como si estuviera protegiéndose de un monstruo.
- Muy bien, muy bien. – dijo falsamente alegre Luca. – Ale, ya te puedes ir majo. – dijo a Hugo sonriendo, era realmente intimidante.
Los dos amigos se despidieron con un 'adiós' y Luca acompañó a Hugo hasta la puerta.
Salió al rellano con él.
- No queremos saber nada más de ti, ¿entendido? – dijo Luca con toda la tranquilidad del mundo.
Entró de nuevo a casa y fue a abrazar a Marco.
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EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.
Novela JuvenilEn un apasionante descubrimiento de si mismo, Marco, un joven de diecinueve años, vivirá una gran historia entre las ciudades de Madrid y Roma. Entre ellas experimentará el amor desgarrador, la pasión, la tensión y el dolor, entre un montón más de e...