- FIERA - c.24.

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En ese momento Marco salió del baño.

Al fondo del pasillo, en el recibidor, percibió la puerta abierta y junto a Luca otra figura.

Al llegar allí Marco vio a su amigo e hicieron su típico choque.

El ambiente pesaba para Luca. No sabía cómo debía actuar, o simplemente, cómo debía sentirse.

Hugo conversaba con Marco relajadamente, parecían buenos amigos. Luca intentaba intervenir en la conversación, para no parecer soso, pero le costaba.

- Marquito, voy a dejar a mi chica. – dijo en tono de coña Hugo.

Luca se quedó pasmado, entendía lo justo de castellano, pero le sirvió. El tal Hugo tenía novia y supuestamente había hecho algo con Marco.

- ¿Qué dices tío? Pero si lleváis más de tres años. – contestó Marco sorprendido.

- Ya, pero... no sé, no me apetece seguir. – continuó Hugo. – Bueno, da igual. Cambiemos de tema... ¿y este amigo tuyo no sabe español o qué? – preguntó Hugo en tono distendido.

Marco permaneció en silencio un momento.

- Oh, sí, sabe un poco, de hecho entenderá la mayoría. Pero tengo que enseñarle a hablarlo mucho más. – continuó también con el tono de su amigo.

Hugo miró el móvil un momento, comprobando la hora.

- Me voy a ir en breves... –dijo seguidamente. - ¿Puedo usar el baño un momento tío?

- Claro, ya sabes dónde está. – contestó Marco.

¿Lo habrían hecho en la cama de Marco? ¿Cómo habría surgido? Decenas de preguntas inundaban la mente de Luca. Intentaba olvidarlo, pasar de ello, pero le era imposible. De alguna forma tenía que averiguar qué había pasado entre ellos dos.

El simple hecho de pensarlo le ponía de los nervios.

Hugo volvió del baño. Esta vez se sentó en al lado de Marco.

Seguían hablando, pero algo parecía diferente ahora.

Hugo estaba coqueteando con Marco. Y Luca se estaba dando cuenta perfectamente.

Marco se sentía raro por Luca y percibió que se estaba poniendo muy nervioso, pero su amigo seguía y seguía.

Luca no podía más.

- Cuando dejes de zorrear con tu amiguito, estaré esperándote en la puta habitación. – dijo Luca de forma sorprendentemente clara. Se marchó.

Marco y Hugo volvían a estar solos.

- Bueno cómo están los humos... - dijo Hugo sarcástico.

- No tiene gracia Hugo. – contestó rotundo.

- Perdona tío. – hizo una pausa. Se acercó al rostro de Marco. - ¿Qué te parece si algún día repetimos lo del otro día tío?

Hugo empezó a comerle el cuello.

Marco no estaba por la labor de complacer a Hugo, así que se apartó.

Intentó hablar, pero antes de que lo hiciera, Hugo se quitó la camisa que llevaba y se puso encima de él. Empezó a comerle la boca.

Marco intentaba pararle los pies, pero era incapaz.

Entonces Hugo descamisó a Marco.

- Pfff... no puedo hacer esto, tío. – consiguió decir Marco. – Yo quiero a Luca... y está genial lo que hicimos, pero joder...

Hugo no dijo nada, parecía no atender a razones. Se bajó la bragueta y se sacó el pene.

- ¿De verdad crees que te vas a poder resistir a esto Marquito? – dijo mientras le agarraba del pelo.

Hugo le acercó su miembro a la boca, quería que se lo chupara. Marco abrió la boca y cuando tuvo el glande dentro de ella se apartó, agarrando a su amigo del cuello, le llevó hasta su paquete. Hugo empezó a lamerlo.

Sin que su amigo se diese cuenta, agarró un cenicero de metal que había encima de la mesa y rápidamente golpeó a Hugo con él en la cabeza, hasta que este perdió el sentido.

EL PRIMER PENSAMIENTO EL MEJOR.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora