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—No será apropiado pero tampoco veo apropiado que te quedes por ahí pasando la noche —cruza sus brazos sobre su pecho y me observa.

Observo mi coche y suspiro.

—De acuerdo —asiento y le observo—. Acepto ir a su casa, doctor —murmuro.

—Perfecto, ven a mi coche entonces —señala con su brazo y camino frente a él.

Abre la puerta del copiloto, le sonrío con cortesía para luego introducirme en el coche y él me imita segundos después para poner el automóvil en marcha.

Observo el paisaje con calma y nerviosa por el hecho de pensar en que Jefferson se cruce con Ethan por los pasillos.

Siento la mano de Jefferson acariciar mi muslo desnudo y volteo a observarle. Tomo su mano y la aparto de mi pierna.

—No es apropiado, Jefferson —murmuro y él muerde su labio inferior.

Continúa su camino en silencio y con la vista fija en la carretera.

Veo como estaciona frente a una casa hermosa de dos plantas, no luce muy extravagante.

—Llegamos, Danvers —murmura y baja del coche.

Yo lo imito y contemplo la entrada; tiene un camino de piedrecillas blancas que conduce hacia la puerta principal.

—Entra —abre la puerta y me da paso.

Me introduzco en la habitación con paso inseguro.

—Te ofrecería una copa pero debo trabajar mañana, así que... —murmura.

—Así estoy bien —sonrío.

—Ven, te mostraré donde dormirás —comienza a subir las escaleras y le sigo.

Veo como se detiene frente a una puerta y la abre dejando ver una sofisticada habitación con baño propio.

—Espero y sea de tu agrado, Danvers —me observa directamente a los ojos.

—Es más de lo que podría esperar, no sé cómo agradecerte —le veo sonreír levemente.

—Mi habitación se encuentra frente a la tuya —asiento—. Que tengas una buena noche —me da un leve movimiento con su cabeza y se introduce en su habitación.

Hago lo mismo y cierro la puerta tras de mí.

Desabotono mi blusa, lanzo mi falda a un lado y voy en ropa interior al baño. Abro la regadera y dejo que el agua caliente empape por completo mi cuerpo.

Enjuago a la perfección mi cuerpo borrando los rastros de Ethan y hasta que siento que mi piel está a punto de romperse.

Envuelvo mi cuerpo en una toalla y vuelvo a la habitación, rebusco en el bolso de Tamara y milagrosamente encuentro un conjunto de lencería limpia.

—Estoy más que agradecida contigo, Tamara —me quito la toalla y me coloco la ropa interior.

Vuelvo a dejar la toalla en el baño, al salir del baño me lanzo en la cama y cubro mi cuerpo con las sábanas.

Cierro mis ojos y lo único que viene a mi cabeza es la noche de sexo que tuve con Max. Sus manos acarician cada centímetro de mi piel, sus labios me besan con pasión.

Abro mis ojos y clavo mi vista en el techo.

—Dios, no puedo estar pensando en eso —susurro.

Doy mil vueltas en la cama pero no puedo cerrar los ojos sin dejar de pensar en eso.

—Necesito un vaso de agua —me levanto de la cama y recojo mi camisa para ponerla sobre mi cuerpo.

Una vez que todos los botones de encuentran cerrados perfectamente salgo de la habitación, pero en cuanto abro la puerta veo a Max saliendo de su habitación solo con ropa interior.

CÓDIGO AZUL © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora