Estuve ingresada una semana en el hospital para cerciorarse de que todo fuese bien y saliera caminando con normalidad.
En este momento estoy volviendo a mi apartamento, sí, con Jefferson de acompañante.
Él me abre la puerta y me sujeta con cuidado de no lastimarme.
—Despacio, Danvers —menciona en cuanto intento salir caminando sola.
—Puedo caminar sola, Max —bufo y me sujeto del sofá—. Gracias por acompañarme, puedes volver a tu casa o el hospital —cierra la puerta y señala mi bolso con ropa.
—¿Dónde dejo esto? —intento quitarlo de su brazo, pero lo aleja—. Tú te quedas quieta —señala con su índice—. Deberías darte una ducha y recostarte —me tiende su mano y yo la observo.
—¿Si sabes que puedo cuidarme por mi cuenta, verdad? —se acerca a mí hasta quedar a escasos centímetros de mis labios.
—Una vez alguien me dijo que debería dejar de preocuparme tanto por mi trabajo y priorizar a las personas, o algo así fue —ladeo mi cabeza un poco—. Lo estoy practicando —acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja.
—Que idiota fue esa persona que dijo eso —él niega.
—Creo que le doy la razón de lo me dijo esa persona —me toma en sus brazos—. Ahora, si no te das la ducha tú, lo haré yo —me lleva hacia mi habitación y me deja sentada sobre mi cama.
Observo como comienza a sacar la ropa de mi bolso y no entiendo porque lo hace.
—¿Puedes dejar eso, Max? —le pido, pero no hace caso—. Es ropa sucia, Max —camino hacia él para impedirle que siga metiendo manos en mi ropa sucia.
—Danvers —bufa y deja la ropa en el bolso nuevamente—, sabes que pueden saltarse los puntos —vuelve a sentarme en la cama.
—Jefferson, tengo que intentar hacer cosas por mi cuenta —asiente lentamente.
—Pero todo a su tiempo, Karen —acaricia mis piernas sobre la tela de mi pantalón deportivo—. Ahora, ¿vas a darte un baño o te cambiarás la ropa? —lo observo seria.
—Max... —suspiro.
—Acepta mi ayuda, por amor de Dios —se levanta y camina hacia mi armario para luego abrirlo.
—¿De verdad vas a hacerlo? —me observa y asiente con una pequeña sonrisa en sus labios.
—¿Qué quieres que te alcance?
—Cualquier pijama que encuentres allí —veo que observa el armario con detenimiento—. Están en el segundo estante —asiente y comienza a buscar entre los pijamas que tenía allí.
—¿Y la ropa interior? —en ese momento me ruborizo.
—Eso lo busco yo —alza su mano para que me detenga—. No necesitas buscar entre mi ropa interior —suelta una pequeña risa y comienza a buscar en mis cajones.
—Ya te he quitado muchas veces la ropa interior, Danvers —encuentra el dichoso cajón de mi ropa interior—. Eureka —se detiene y remueve mi ropa interior.
Pasa demasiado tiempo contemplando y buscando mi ropa interior, cosa que me parece extraña.
—¿Captó tu atención alguno de mis conjuntos? —asiente—. Puedo obsequiarte alguno para que lo modeles en tu intimidad —suelta una carcajada.
—Tienes ropa interior muy sexy, Danvers —busca un poco más—, pero no necesitas estar sexy, solamente cómoda —se voltea hacia mí con un pijama y la ropa interior en la mano—. Aquí tienes —le agradezco con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
CÓDIGO AZUL © [+18]
Romance-Dijiste que esto no volvería a suceder -hablo mientras me coloco la blusa. -Bien dijiste, lo dije -observa mis ojos-. Tiempo pasado, Danvers -planta un beso sobre mis labios y me sonríe. -Esto es un error, tú eres mi jefe -digo sosteniendo mi cabel...