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Salgo del baño con mi bata para encontrarme a Max con el torso desnudo, pero con sus pantalones puestos, caminando hacia mí con una taza de café.

—Aquí tienes, Danvers —doy un sorbo al café.

—Gracias, Max —lo observo con atención—. ¿A qué hora debes estar en el hospital tú? —doy otro sorbo al café.

—Hoy no pasaré por el hospital, están los otros de neuro a cargo —observa su teléfono.

—¿Y eso? —paso mi lengua sobre mis labios.

—Debo solucionar unas cuestiones personales —teclea en la pantalla con rapidez.

—¿Se puede saber algo acerca de esas cuestiones? —suspira y me observa.

—Son temas míos, Danvers —muerdo mi labio y asiento.

—Gracias por el café, pero debo cambiarme —le entrego la taza y vuelvo a mi habitación.

—Karen —le escucho decir desde el pasillo, pero no hago caso.

Comienzo a buscar ropa para poder vestirme.

—Danvers —ya está en mi habitación—. Hey, mírame —voltea mi cuerpo hacia el suyo y sostiene mi mejilla en su mano—. ¿Te enfadaste? —niego.

—Solamente tengo que vestirme para poder ir al hospital —intento volver a acercarme al armario, cosa que no me permite, ya que me pega a su cuerpo.

—Es algo relacionado con mi familia lo que debo hacer —hace una mueca—. Sabes que no me gusta hablar sobre ese tema, por esa razón no quería decirte nada... —musita.

—Todo bien, Max —medio sonrío—. Puedes irte —le señalo la puerta de mi habitación y me alejo de su cuerpo.

—No te comportes como una niña, Karen —se queja—. Si todo sale bien te lo contaré, ¿sí? —analizo su mirada.

—Tú no tienes que contarme nada, no soy algo importante en tu vida —bufa ante mí comentario.

—¿Acaso no te das cuenta? —arqueo una de mis cejas pidiendo explicación de lo que acaba de decir—. Mejor dejémoslo así —se coloca su camisa y su jersey—. Te veo luego —besa mi frente y sale de mi habitación.

Me golpeo la frente por la tontería que acabo de hacer y decido salir tras de él, pero me detengo al ver la puerta del apartamento abierta con Max y Tyler frente a frente.

—¿Sucedió algo, Ty? —él me observa con detenimiento, aún estaba en bata.

—Encontré esto en mi apartamento y supuse que lo necesitarías —alza mi cuaderno que utilizaba para estudiar en el aire—, pero veo que tienes visitas... —está molesto, su rostro lo dice todo.

—Gracias, Ty —me acerco y tomo el cuaderno—. Me hubieses escrito un mensaje y luego pasaba —él asiente.

—Creo que haré eso de ahora en adelante —balbucea para luego apretar sus labios—. Tengo que ir al bufete. Nos vemos, rubia —observa a Max—. Que tenga buen día, doctor... —suspira y se introduce en el ascensor.

—Tyler, espera —salgo del apartamento, pero Max me toma por la muñeca impidiéndome seguir.

Las puertas del ascensor se cierran, pero Tyler no quitaba sus ojos de los míos.

Me zafo del agarre de Max y lo observo molesta.

—¿Cómo se te ocurre abrir así como si nada? —bramo enfadada.

—¿Sabes atravesar puertas? —eleva sus cejas—. Pues me cuentas cómo porque en mi mundo hay que abrir la puerta para salir de algún lugar —creo que también está comenzando a enfadarse.

CÓDIGO AZUL © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora