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Maratón 2/3.

-¿No piensas responder por tu hija? -vuelve a soltar la pelirroja.

-Yo debería irme a casa -trato de salir de la casa, pero Max me sujeta por la muñeca y me impide irme.

-Tú no tienes que irte, ella sí -señala y me deja detrás de su cuerpo.

-Pues yo sí creo que tiene que irse -menciona observando sus uñas.

-¡No eres quién para faltarle el respeto a mi novia en mi casa! -parpadeo varias veces al escuchar como se refiere a mí-. Y estoy seguro que es hija que aseguras no es mía, es de Jasper porque tú y yo jamás tuvimos un puto descuido luego de aquella vez -Max está totalmente enfadado.

-¡Pues es tu hija!

-No te crees ni tú -suspira Max-. Mira, Ashley -clava sus ojos en los de la pelirroja-, es la segunda vez que te apareces; la próxima vez te juro que llamaré a la policía, no te tengo miedo -Ashley sonríe y se acerca a él.

-La próxima vendré aquí, pero te traeré a tu hija para que la conozcas -trata de besarlo, pero se aleja con rapidez-. Tú ten cuidado, mosquita muerta -me observa con asco y desaparece.

Parpadeo varias veces tratando de procesar todo lo que acaba de suceder; al fin y al cabo, Max si es padre. Él cierra la puerta y camina hacia la cocina con prisa.

-¿Cómo haces para que te aparezcan supuestas hijas por todas partes? -voy detrás de él.

-¿No piensas ni siquiera dejar que me explique? -indaga sin despegar los ojos del teléfono.

-Ya es la segunda vez, Max -niega y suspira-. Además, había fotos de ustedes con ecografías -en ese momento voltea hacia mí y me observa con los ojos muy abiertos.

-¿Qué acabas de decir? -en ese momento sé que hablé de más.

-Que había algo roto -trato de sonreír y deja su teléfono en la encimera para luego caminar hacia mí.

-¿Acaso estuviste revisando entre mis cosas, Karen? -paso saliva y se detiene a pocos centímetros de mi cuerpo.

-Estaba buscando un libro y se cayeron, no fue mi intención -lleva las manos a su cabello y lo desacomoda-. Pero entonces si tienes una hija...

-¡NO! -grita y doy un respingo en mi lugar-. Nunca tuve hijos, siempre me cuide, fui responsable -balbucea-. Solamente una vez tuve un descuido con Ashley, pero sé que esa hija no es mía -lo observo con atención.

-¿Y cómo lo sabes? -clavo mi mirada sobre su rostro.

-Porque la ecografía de la foto que viste es de un bebé que perdimos -puedo notar como pasa saliva de forma dura-. Tenía un embarazo de alto riesgo y nunca acepto que debía hacer reposo, entonces, sucedió lo que ya sabes qué sucede -su teléfono comienza a sonar.

Casi que corre hacia la encimera y pega el teléfono a su oreja.

-Que "hola, hermanito" ni que mierdas -escupe molesto-. Te dije que te encargues de que la mujer de tu amigo esté lejos de mí, de mi casa, de todo lo que tenga que ver conmigo. Ya es la segunda vez que la tengo cerca -escucha lo que le dice-. ¿Cómo que qué amigo? El único que se acostó con quién iba a casarme, el imbécil de Jasper -pasa la mano por su rostro.

Decido caminar hacia la sala, sentarme en el sofá y encender el televisor, pero Max camina a toda prisa hacia mí y me quita el control remoto.

-¿Pero qué? -él niega con su dedo.

-¡Me importa tres hectáreas de huevos! -exclama y lanza el control remoto sobre la encimera-. ¡Pues porque no quiero verla, Dylan! -masajea el puente de su nariz, asiente un par de veces, pero luego niega-. ¿Acaso te escuchas? -arquea su ceja.

CÓDIGO AZUL © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora