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Tomo un expediente y este cae directamente al suelo.

—Mierda —resoplo y me inclino para levantarlo.

Cada palabra de Ethan no ha salido de mi mente, solamente pasaron quince horas y no he dejado de estar nerviosa.

—¿Te sucede algo, Karen? —aparece Benjamín a mi lado.

—No —murmuro—. Estoy algo cansada, han sido días largos —hago una mueca.

—¿Segura? —asiento y dejo el expediente sobre el mostrador.

—¿El doctor Jefferson?, debo entregarle el expediente del señor Collins —hablo desganada.

—Yo se lo entregaré, mejor ve a descansar un poco —toma el expediente—. No te ves bien, Karen —asiento.

—Intentaré descansar —suspiro—. Gracias, Benjamín —me encamino hacia una habitación de descanso.

En el momento que me encuentro sobre la cama no dejo de darle vueltas al asunto de Ethan.

*¿Será capaz de hacerlo?*

—¿Me puedes explicar cuál es la razón por la que te encuentras aquí y no con el paciente que te asigné? —me sobresalto al oír la voz del doctor Jefferson.

Me siento en la cama y le observo.

—No me encontraba bien y Russo quiso ayudarme —me encojo de hombros.

—¿Tienes fiebre? —niego—, ¿Náuseas?, ¿Vómito?, ¿Mareos? —vuelvo a negar—, ¿Algún dolor?

—No —coloco mis ojos en blanco.

—Entonces te encuentras estupenda —sonríe sarcásticamente—. Él que si se encuentra mal es el señor Collins, debes examinarlo y luego traerme sus estudios —me entrega el expediente y lo tomo de mala gana—. Andando, Danvers —salgo de la habitación y voy con el señor Collins.

Al ingresar en la habitación veo que está convulsionado. Rápidamente dejo el expediente a un lado, lo coloco de costado y espero que la convulsión cese.

—Esto está tardando demasiado —murmuro y veo a la enfermera que hay frente a mí.

—¿Necesita algo, doctora? —cuestiona.

—Coloque dos miligramos de Dilantin —ordeno y ella asiente.

Dos minutos después la convulsión cesa, con ayuda de la enfermera vuelvo a acomodar al paciente y luego anoto en el expediente la convulsión.

—¿Algo más, doctora Danvers? —comienzo a leer el expediente en más detalle y asiento.

—Mande a que le realicen una angiografía por resonancia magnética y un TAC —ella asiente—. En cuanto estén listos me llaman, por favor —le entrego el expediente y salgo de la habitación.

Camino hacia el mostrador, dejo el expediente allí arriba y luego apoyo mis codos sobre este.

Por el rabillo de mi ojo puedo ver como se llevan al señor Collins a sus estudios, así que tengo unos minutos libres. Apoyo mi cabeza sobre mis manos y suspiro.

—¿Mandaste a que le hicieran estudios a Collins? —veo como Jefferson toma el expediente.

—La enfermera lo acaba de llevar a una angiografía por resonancia magnética y un TAC—murmuro.

—Bien —chasquea con la lengua—. ¿Tuvo una convulsión? —asiento—, y aplicaste dilantin —susurra—. ¿Cuánto tiempo duro la convulsión?

—Casi cinco minutos —lo observo y veo que frunce el ceño.

CÓDIGO AZUL © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora