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Veo como Jackson lleva una cucharada de puré de manzana a la boca de Matt y yo lo observo a mi amigo con detenimiento, ya habían pasado más de dos meses de su cirugía y estaba muy bien.

—¿Tienes planes para hoy? —cambio de página en el libro que Max me había obsequiado, era sobre neurocirugía.

—Daré el desayuno a mi hijo —lleva otra cucharada de puré de manzana a la boca de Matthew—, le daré un baño, lo dejaré con tu tía y visitaré a Tania más tarde —sonrío al escucharlo.

Yo la había visitado la semana anterior, nos hemos ido turnando semana y semana; por suerte mi hermana ha estado mejorando de forma significativa, tiene mejor aspecto, ya no tiembla como en los primeros días, las terapias nos han ayudado a todos en este proceso y siento que pronto podrá volver a su vida cotidiana.

—Le envías un saludo de mi parte —tomo un lápiz y trazo una línea sobre las características de cada lóbulo cerebral.

—Por supuesto —limpia los labios de Matt con una servilleta y su teléfono comienza a sonar—. Es Christian, debo atender —se levanta de su lugar.

—Tranquilo, yo estaré con el pequeño Matt —dejo el libro en el sofá y me acerco a mi sobrino para luego tomarlo en brazos.

Matthew acaricia mi mejilla y yo doy un beso sobre su manita.

—¡Lía! —exclama muy contento.

—Tú estás cada día más guapo, pequeño —acerco mi frente a la suya y él ríe.

—Lía es muy guapa también —planto un beso sobre su frente y él se abraza a mi cuello—. Te quiero, lía —acaricio su espalda.

—La lía también te quiere y mucho —balbuceo y siento como besa mi mejilla—. Hoy te has despertado muy cariñoso —él ríe.

—¿Me bajas? —asiento y dejo sus pies sobre el suelo—. Voy a buscar a Copito —sale corriendo hacia su habitación.

Iba a volver a sentarme a leer, pero llamaron a la puerta; así que, me acerco a ella para poder abrirla.

—Buen día, rubia —me sonríe y deja un beso sobre mis labios.

—¿Y qué haces aquí sin avisar? —apoya su hombro sobre el umbral de la puerta, de forma que acerca su rostro al mío.

—Mi guardia acabó hace media hora... —musita, pero se ve interrumpido por la voz de Matt.

—¡Mira, lía, le puse a Copito una corbata! —Max observa sobre mi hombro—. ¡Hola, Max! —corre hacia el rubio y este lo alza en sus brazos.

—Hola, campeón —remueve su cabello—. Pero que corbata tan linda tiene Copito —los observo a ambos y sonrío—. Pequeño, dile a tu tía que no me gusta estar en el recibidor —sus ojos pasan de mi sobrino a mí.

—¿Puede pasar Max, lía? —hace una expresión dulce.

—Sí... —balbuceo y me hago a un lado.

—Muchas gracias, guapa —murmura Max ingresando al apartamento sin bajar a Matthew—. Veo que estabas leyendo el libro que te regalé —cierro la puerta.

—Es muy interesante —me acerco al libro, coloco el marcapáginas en donde me había quedado y lo cierro—. Te lo agradezco una vez más —Matt se aferra a la camiseta de Jefferson.

—Creo que ya es la décima vez que lo haces —ríe y el pequeño lo imita—. Ves, él también se ríe —coloco mis ojos en blanco.

Jackson aparece en la sala con el teléfono en la mano.

—¿Todo bien? —cuestiono al verlo con mala cara.

—Tengo que ir a la empresa porque hay cosas raras con los números de las finanzas  —se percata de la presencia de Max—. Oh, doctor Jefferson —estrechan sus manos.

CÓDIGO AZUL © [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora