Coloco mi gafete en mi bata y cierro mi taquilla para luego ver a Tammy sentada en el banco que estaba junto a mí.
—Bienvenida, rubia —menciona y la observo, está pálida y se ve cansada.
—Extrañaba estar aquí —coloco mi rodilla sobre el banco—. ¿Cómo te sientes? —asiente lentamente.
—Algo mareada, pero todo bien —introduce su mano en el bolsillo y me entrega una ecografía—. Es la del primer mes —sonríe con ternura.
Observo la ecografía y se ve perfectamente la delimitación de la bolsa de gestación, en la cual está el pequeño humano en formación.
—Es del tamaño de un frijol, Tammy —asiente sin dejar de sonreír—. Felicitaciones, amiga —le devuelvo la ecografía.
—Benjamín me acompaño a la primera ecografía y parecía más feliz que yo —tomo asiento junto a ella y sujeto su mano.
—Me alegra mucho oír eso, significa que están haciendo las cosas bien —en ese momento aparece Benjamín.
—Aquí estabas —observa a Tammy, pero se percata de mi presencia—. Hola, pequeña rubia —remueve mi cabello—. ¿Qué tal tu recuperación?
—Bien, aburrida —él ríe y noto que quiere hablar con Tamara—. Los dejo, tengo que hablar con Jefferson —me levanto del banco y me acerco a la puerta.
—Está en el despacho del jefe, está cuidando el lugar de Mcgregor hasta que se reintegre —informa Benjamín.
—Entonces... —Tamara asiente.
—Es el jefe interino —menciona ella.
"Ahora entiendo porque había dicho "a medias" cuando estuvo en mi apartamento", pienso inmediatamente.
—Los veo más tarde —me despido y salgo de los vestuarios.
Camino por los pasillos y saludo a las enfermeras, pero a las que son más dulces y amables, creo que las que se han acostado con Max ni siquiera se molestan en saludar.
Me detengo al ver a Margaret y ella se levanta de su asiento para abrazarme con cariño.
—Que gusto verte por aquí nuevamente, pequeña Danvers —le sonrío con dulzura.
—Lo mismo digo, Margaret —ella acaricia mi cabello.
—¿Cómo te sientes? —me analiza por completo con su mirada.
—Muy bien, en aptas condiciones para volver al trabajo —hace una mueca.
—Deberás acostumbrarte al nuevo jefe —la observo confundida—. No creo que deje que vuelvas a trabajar con normalidad tan rápido —suspiro.
Sinceramente, yo tampoco lo creo, pero dicen que la esperanza es lo último que se pierde.
—Estaba yendo a hablar con él para saber a qué área estaba asignada —aprieta mi hombro con delicadeza.
—Suerte, niña Danvers —le sonrío con agradecimiento y continúo mi camino.
Extrañaba mucho estos pasillos, no creí que volver sería tan gratificante para mí.
Llego a la oficina del jefe y golpeo la puerta, espero, pero no recibo ninguna respuesta; así que, vuelvo a llamar.
—Ya voy —oigo del otro lado y, minutos después, aparece Jefferson—. Oh, Danvers —susurra y se hace a un lado—. Pasa —lo observo confundida, pero ingreso en la oficina y él cierra la puerta.
Veo que hay una cobija en el sofá, varios montones de papeles por toda la oficina y, en conclusión, un desastre por todo el lugar.
—Puedes sentarte, si quieres —toma asiento en su lugar y yo hago lo mismo—. Pido una disculpa por el desastre que tengo aquí —niego.
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CÓDIGO AZUL © [+18]
Romantizm-Dijiste que esto no volvería a suceder -hablo mientras me coloco la blusa. -Bien dijiste, lo dije -observa mis ojos-. Tiempo pasado, Danvers -planta un beso sobre mis labios y me sonríe. -Esto es un error, tú eres mi jefe -digo sosteniendo mi cabel...