A causa de la acción más ofensiva, que para 𝗜𝗺 𝗕𝗼𝗿𝗮 resultó siendo graciosa, solo fue la fuente para qué la intriga, y el deseo de pecar, se apoderara de ella.
Ni mucho menos para la pobre víctima, el famoso boxeador 𝗝𝗲𝗼𝗻 𝗝𝘂𝗻𝗴𝗸𝗼𝗼𝗸...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Im Bora
Quería entender hasta donde somos capaces de llegar, si tan solo tuviéramos toda nuestra atención en aquello que está en nuestras narices, o en mi caso, debajo de mi cuerpo. Había algo más, explosivo, no solo quería besarlo, necesitaba quedarme ahí encima, averiguar lo que sentía.
Mordí mis labios inquieta. Me separé de él soltando un suspiro. No podía creerlo. Sin levantarme de encima de él, estiré mi brazo para alcanzar mi bolso. Saqué mi teléfono y lo encendí, tenía varias llamadas perdidas de Taehyun. No me di cuenta de que pasó tan rápido el tiempo.
Me levanté de golpe de encima de Jungkook y sacudí mi ropa. Faltaban minutos para que fuesen las 11, no me daría tiempo de ir por Taehyun y volver con las cosas junto a él. Dios, desde hace 9 años venimos a esta playa a hacer un pícnic nocturno y dormíamos aquí como celebración, jamás consideré que sería yo la que estaba a punto de romper la tradición y romper una promesa.
—Jungkook, necesito un favor —Al verme en mi estado, se levantó de inmediato también— Llévame de nuevo a la plaza, lo más rápido posible.
La presión de mi pecho podía conmigo. El rostro -posiblemente decepcionado- de Taehyun no dejaba de pasar por mi cabeza. No, la velocidad en la que iba Jungkook no sería suficiente. Llegué al punto, de que necesitaba llorar por la desesperación, todo esto es mi culpa, sí, mía. Tenía que hacer solo una cosa, llegar a tiempo.
Justo ahora, la atención de Jungkook hacia mí no me interesaba. Así que en cuento llegamos a la entrada, bajé del coche. Mierda. Las personas estaban recogiendo sus cosas. Sentí mi cuerpo pesado. Taehyun, Taehyun no volvería a hablarme en su vida.
Miré para todos los lados, no veía rastro de él, nada, nadie. Por la exasperación, llevé mis manos a mi cabeza, a nada de tomar mi cabello y jalarlo. Sí, estaba loca. Necesitaba ver a Taehyun, seguro quería explicación o simplemente no hablarme jamás.
—Bora.
No presté atención, era Jungkook, yo, lo único que podía pensar era en mi bobo. Este sentimiento que creí nunca volver a sentir apareció. Me sentía mal conmigo misma, decepcionada, le mentí, no cumplí a lo que dije y era importante, tanto para ambos. Podía ser adicta a mentir, no me importaba lo que dijeran, pero mentirle al ser que más amas sabiendo que herirás sus sentimientos cruzaban mis límites. No iba a llorar, pero sí me sentía frustrada.
Jungkook me tomó por los hombros por qué parecía no escucharle. Miró mi rostro preocupado.
—En todo el camino no quisiste decirme que pasa, ¿estás bien? ¿Le ocurrió algo a tu madre? ¡Bora!
Salí de mi bucle de decepción y sus ojos no dejaban de verme, sus cejas estaban enarcadas y literalmente sostenía mi cuerpo. Como una luz de la media noche, escuché la voz de mi madre. Jungkook me soltó y se colocó detrás de mí. Mis primas, la señora Hye, mi madre... pero él no.