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Im Bora

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Im Bora

Estiré mis piernas y levanté mis brazos. Me sentía cansada de pasar tanto tiempo concentrada en una cosa. Ayer tomé la decisión de empezar a estudiar, así que le pedí un poco de copia a Taehyun -de las partes importantes que podrían salir-, lo que no me esperaba es que fuesen 100 páginas, de revés y derecho, completamente llenas de texto, ejercicios y demás.

Justo ahora, estábamos en las horas que nos dejaban estudiar, saldríamos dentro de poco del instituto y nos daban oportunidades para que aprobáramos.

Apoyé la cabeza en mi brazo y pronto mi ojos enfocaron a Taehyun hablando con la maldita de Mi-ju, creo que era hora de dejar de llamarle así, ya que podría haber posibilidades de que hubiese algo entre ellos. Se miraba tan concentrado, admirándola, en sus ojos, sus manos, en todo momento, que orgullo que sea así.

Sonreí y ordené mis cosas.

Hoy era primer día de la semana, lo que significaba que salía temprano para ir a mis citas semanales. Me levanté de mi asiento y no quise interrumpir a Taehyun, así que me dediqué a mandarle un mensaje de texto.

Empecé a trotar, hoy parecía que no me daría tiempo para ir a casa para poder cambiarme, es decir, me tocaría llegar con el uniforme.

Luego, una hora aproximadamente, -yendo en ese bus de mala muerte-, empecé a caminar más relajada dándome cuenta de que llegaba a tiempo. Repasé mentalmente lo que haría. Me adentré a la clínica psiquiátrica y empecé a saludar a las personas que reconocía. Subí el ascensor para ir a la quinta planta, donde siempre.

Seguí por los pasillos de color marfil, demasiado brillante para mi gusto. Apreté con la uña sin cuidado, mi dedo anular. A pesar del minúsculo dolor, eso hacía que me olvidara de los pensamientos que me inundaban en el momento y solo me centrara en aquello.

Detuve mi paso en cuanto observé esa puerta que se adornaba del nombre de la doctora que lo ocupaba y el número de sala. Toqué esa puerta con la ayuda de mis nudillos, entonces cuando escuché esa voz, decidí entrar. Abriéndome paso, la puerta se fue abriendo y miré la claridad entrar por la ventana principal.

Los colores de la habitación cambiaron a uno cálido y acogedor. Miré a tres mujeres y a un hombre en la sala, las conocía, pero más a la que estaba sentada en su escritorio, la doctora Park. Hice una reverencia y me acerqué a ella. Me senté al lado de aquel hombre que se dedicaba a ver sus manos.

—Me alegro de que estés aquí, tu padre estaba emocionado.

Cuándo escuchó aquello, el hombre que estaba a mi lado levantó la mirada y me miró. Entrecerró sus ojos, estaba tratando de recordarme y ahí estaba su enorme sonrisa. Se levantó de su asiento y con fuerza me abrazó. Las enfermeras estuvieron al tanto de eso. Abracé su cuerpo, y he de admitir que lo echaba de menos.

—Señor Jang, cuéntele a su hija todo lo que me dijo que deseaba decirle.

El hombre se sentó en la silla y empezó a delirar por no saber qué contar primero. Tomó mis manos y sonrió ansioso.

MYTHOMANIA | JEON JUNGKOOK [Sinful #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora