A causa de la acción más ofensiva, que para 𝗜𝗺 𝗕𝗼𝗿𝗮 resultó siendo graciosa, solo fue la fuente para qué la intriga, y el deseo de pecar, se apoderara de ella.
Ni mucho menos para la pobre víctima, el famoso boxeador 𝗝𝗲𝗼𝗻 𝗝𝘂𝗻𝗴𝗸𝗼𝗼𝗸...
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Im Bora
Mi teléfono no dejaba de sonar, que a la tercera llamada entrante, aproveché que no había nadie en recepción y salí del hospital, para poder contestar.
Como lo sospechaba, era del centro de residencia para mayores, donde mi madre me ayudó a instalar a mi padre. Cada mes, solían llamarme, para comunicarme la situación de él, ya que seguía siendo su guardiana. Era claro, que a pesar de todo, no podría dejarlo tirado, era mi padre, que se estaba recuperando día a día, aunque encontraron que la demencia era reversible.
A pesar de todo, y que existió un día en el que creí que recordaba todo, ahora me alegra que al menos supiera mi nombre y hablara de las cosas que hizo su amigo Jungkook.
Cuándo me fui de Seúl, le había dejado instrucciones a mi madre sobre las cosas de mi padre, y –estando sobre el capricho de Jungkook–, le dejé en claro que este estaría a cargo de todo, para que no se agobiara, ya que no era su responsabilidad.
—¡Bora!
Giré sobre mis talones, al ver como Seoyeon, la hija de la prima de mi madre, gritaba desde una ventana. Cada día que pasaba a su lado, era una aventura, me recordaba mucho a Myung, seguro era cosa de familia. Terminé la llamada, donde acabaron de explicarme que la próxima semana, harían que mi padre diera un paseo cerca del sector, era algo bueno.
Me adentré al hospital, también por el hecho de que era tarde, mi hora de salida. Tenía que despedirme.
—¿Tu madre se fue?
Dije a Seoyeon, quien negó acercándose a mi escritorio.
—Está en una llamada. Te manda un recado, "No olvides nada, come bien y regresa a salvo." —Sonreí. Apilé unos papeles que tenía enfrente, para luego tomar mi bolso— Te echaremos de menos, los pacientes también. Vuelve pronto.
Asentí, para darle un abrazo luego.
No tenía tanta prisa. Había arreglado mi maleta desde ayer, solo me faltaba ordenar mi habitación, dejar la casa limpia y ya estaba. Regresaba en una semana, lo que era mucho, pero Seoyeon insistió en que fuesen mis vacaciones por estar 7 meses trabajando arduamente. Por otro lado, todo este tiempo, viví en su casa, aunque su madre, la prima de mi madre, quería que viviera con ella. Solía decir que dos jóvenes no podían vivir juntas, tenía un poco de razón.
Me tiré a la cama, después de un largo día. Estaba realmente entusiasmada porque llegará mañana y subirme en ese avión.
Mi vista estaba en el techo, mientras mis parpados se cerraban lentamente, pero acabé de espantarme por el ruido de mi teléfono.
*El más guapo Hola bonita, solo pasaba a desearte una linda noche. 11.10 p.m.
Sonreí. Era él. Recuerdo cuándo hace seis meses, vino a Seúl, ya que tenía un combate y no dudó en pasar la noche aquí. Me daba gracia pensar, en como cambió su nombre en mi teléfono, era tontísimo.