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Victoria Sallow.
"UNA COPA CONMIGO"

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—No entiendo por que no te gusto—farfullé sin animo.

—Nunca he dicho que no me gustas Victoria— corrigió perdido en el suelo de su reluciente habitación, como si aquellas sosas baldosas fueran más importantes que mi presencia, su torso desnudo arrugándose por la mala posición que está sentado bajo la semioscuridad de la habitación, un vaso de vidrio con hielo y whisky en su mano que me hace sentir pésima verlo en ese estado de ebriedad.

—Entonces ¿por qué no me haz dicho tus intenciones conmigo Alessandro?, llevo meses queriéndote y créeme que eso es difícil que pase conmigo, y tú solo pareciera que me vieras como tú entretenimiento—aparte la mirada de él y me acerqué a la ventana donde la miles de luces de la ciudad se reflejan en mis iris.

—¡Maldita sea victoria!—gritó con sus voz quebrándose, no me asusté, con calma me giré y lo encontré frente a su cama mirándome de manera vulnerable, su oscura mirada cristalizada denota impotencia.—¿¡Crees qué es fácil para mí!?, ¡siempre te importa que sientes pero nunca preguntas que siento yo!—movía sus manos de manera brusca buscando expresar todo lo que siente.—Mi familia, la prensa y hasta tú piensan que soy inservible, y lo soy, porque la única forma de olvidar toda esta mierda es fumando cualquier cosa que me lleve a otro lugar que no sea mi estúpida mente—su voz se quebraba al punto de oírse afónico, las lagrimas rodaban por sus mejillas y su semblante decaía completamente.

—Eres un desastre Alessandro pero-

—Este desastre te quiere, enserio lo hace aunque no parezca—interrumpió en un hilo de voz.

Y al acercarse más cuando pensé que me besaría, se aferró a mí pecho tal cual como un niño chiquito dejando que todo su dolor y caos salga en forma de lagrimas que humedecen mi pecho.

—No quiero decepcionar más a mi familia, no quiero ser una mierda, no quiero hacerte daño—confesó entre sollozos.

Deux âmes épuisées par la douleur et la pression, cherchant la compassion l'une dans l'autre

—No eres todo lo malo que dicen los demás, mírame—tomé su rostro con ambas manos obligandole a que me viera.—Yo sé quien eres, y sé que eres bueno—sus manos aferradas a mi cintura con fuerza, sus parpados hinchados por llorar, su mirada cristalizada y sus mejillas humedecidas dejaban a ese Alessandro frió, y indiferente y lo convierten en el humano que nadie piensa que es.

Y ahí entendí que un te quiero va más allá de que solo salga de tu boca, por que ahí, viéndolo tan vulnerable, dejando que conozca la peor parte de él, sus sombras, eso que nadie más había visto, lo que le atormenta, dejándose ver vulnerable ante mí, el me está diciendo que me quiere.
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Axel Davis.

—Hogar, dulce hogar—menciona Dylan al abrir la puerta del avión recibiéndonos un hermoso atardecer, Penelope le sonríe y se adelanta para bajar las escaleras seguida por nosotros, subimos al auto esperando unos minutos a que estuvieran listas las maletas y pusieron el carro en marcha camino a nuestras casas.

Las calles pasaban dejando atrás el aeropuerto así como el atardecer se oculta hasta dejar caer la noche, la música en mis auriculares me relaja hasta casi dejarme dormir, el portón de mi casa me hizo reaccionar.

—Chicos gracias, de verdad gracias, la pasé increíble—hablé con una sonrisa que me fue correspondida por ambos, bajé del auto recibiendo mis maletas de un guardia, un empleado de la casa me ayudó con mi maleta así que caminé adentro con tranquilidad, al entrar mis padres están en la mesa ya casi listos para cenar, y aunque tenía que haber estado tres o cuatro días antes en la casa, una tormenta no los impidió, así que cenaré con ellos por no estar en navidad.

𝘈𝘍𝘛𝘌𝘙 𝘈𝘓𝘓 ☁︎ [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora