𝘈𝘍𝘛𝘌𝘙 𝘈𝘓𝘓 ☁︎ [#1]

[•40•]

Klhoe Miller.
"ESTOY DESORIENTADO"

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—¡Mierda!—se quejó golpeando fuertemente el capó de su Aston Martins mientras me limité a cerrar mis ojos y contenerme por el fuerte estruendo.

—Aless—lo llamé aunque no prestó mucha atención, daba vueltas en círculos y se agarra el cabello con desesperación, lo entiendo pero necesitamos más que su agresiva actitud.

—Te juro que mataré a ese bastardo infeliz— enervó dirigiéndose a abrir la puerta de su auto, pero lo detuve poniendo mi mano en su pecho, sintiendo que su respiración es acelerada y su corazón late rápidamente, su cabello desacomodado por tanto moverlo y sus ojos de depredador listo para ir a asesinar a alguien.

—Alessandro—volví a llamarlo pero con más autoridad.—Necesito que calmes tu emociones y me ayudes a pensar cómo ayudarla.

—Me siento estúpido por no darme cuenta antes, de no ver lo que ella sufre—confesó acariciando su frente con algo de fuerza.

—Eso es lo de menos ahora, necesitamos encerrar a ese enfermo que se hace llamar su padre—protesté ante su actitud ansiosa.

Parece que me convertí en una justiciera preparada para pelear, pero realmente es un acto de ayuda, porque sí, Victoria puede ser horrible, pero ninguna persona merece pasar el infierno que ella ha aguantado por tantos años.

—Desde los siete—divagó aún impresionado.—La toca desde los siete y nadie ha hecho nada— bufó con preocupación.

—Tengo un plan, pero ella no debe enterarse, ella lo quiere demasiado como para justificar lo que hace, nos convertiría en los villanos— señalé organizando mis ideas para contarle.

Él asintió recostándose del auto y comencé a contarle lo que había pensado ayer después de dejarla dormida en su habitación.

Y le pareció buena idea.

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Vanelope Sallow.

—¿Señorita Sallow?—inquirió una chica vestida de enfermera de un color morado oscuro, apenas me vio cuando salió del consultorio le asentí y con su mano me indicó que entre junto a ella.

Muerta de miedo y ansias la seguí a una habitación blanquecina, donde reposa un cubículo con una camilla de color azul cielo, cubierta de un manto translúcido.

Hay una máquina y otros artefactos en una mesa de metal, siento como mis manos sudan y tiemblan. Me hicieron ponerme un bata medica de paciente sobre mi cuerpo desnudo, mi cabello suelto y mi rostro libre de cualquier producto de maquillaje.

—Puedes recostarte, en un momento vendrá la doctora—informó la chica acomodando unos papeles cerca de un escritorio al lado del cubículo.

Aún debato el hecho de si esto es lo corrector, pero aún una criatura no puede llegar a mi vida. Y tengo miedo, miedo de perder a Thiago, miedo de que aunque soborné a todo el lugar para que no revelen nada de esto, mis padres se enteren.

Y viene mi cumpleaños dieciocho, llevo preparando esa fiesta por mucho tiempo, también muchos proyectos pendientes, además sí mi madre se entera de que algo más pasó, más allá de la razón por la que me envió aquí, aunque sea un rumor, la alteza me matará.

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Axel Davis.

Llegar a mi casa es la mezcla de muchas sensaciones, sí, es mi casa, mi habitación es mi lugar seguro, pero a la vez no quiero volver enfrentarme con el mismo problema.