Capítulo 32

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Damián Fox

Me desperté y sentí un peso sobre mi pecho, fruncí el ceño aún con los ojos cerrados. Mientras bostezaba, abro los ojos y bajo la mirada para encontrarme a una koala abrazada a mí.

Metafóricamente.

Ambar estaba durmiendo, abrazada a mi torso y su cabeza sobre mi pecho, mi brazo estaba al lado de su cuerpo. Mi mano libre la llevé a cabeza rascándome con sueño.

Luego de subir las bolsas de ropa nos acostamos a dormir para reponer fuerzas. Supongo que a mitad del sueño, Ambar se arrimó a mí e involuntariamente me abrazó. No me moví, no la quería despertar.

Suspiré y vi como la cabeza de Ambar subió y bajó junto a mi respiración. Reí levemente por eso. Sentí el olor a coco que desprendía su cabello y sonreí levemente.

Ambar se removió por mi risa, se movió un poco, cuando creí que se daría la vuelta y se echaría en el edredón, se aferró más a mí y escondió su rostro en la tela de mi camiseta, como si eso la aliviara, sentí que se tensó junto al accionar de esconderse, respiró profundamente y se relajó, como si algo la hiciera sentir protegida de lo que sea que estuviera soñando.

Sonreí un poco al ver cómo volvió a costar su rostro en mi pecho y sonrió levemente entre sueños.

Me relajé también y me dediqué a mirar su rostro, más de lo que me gustaría admitir en público. Sus cejas desordenadas, sus pestañas largas, sus mejillas rojizas y su linda sonrisa, su nariz, la cual fruncía cuando algo le disgustaba, que era muy poco. Su cabello desordenado y cayendo por todos lados de manera salvaje.

¿Desde cuando me había vuelto tan blando?

Vi como poco a poco trataba de abrir los ojos, por lo que cerré los míos rápidamente, fingiendo estar dormido. Escuché como bostezó y como emitió un sonido somnoliento, sentí como alzaba la mirada para ver mi cara y como se alejaba lentamente.

-Uy – pronunció suavemente mientras se apartaba, oí como rió levemente y se echaba en la cama, no tan lejos de mí, deseaba tomarla de la muñeca y decirle que se quedara ahí, pero no lo hice.

Pero, se acomodó en mi hombro, buscando mi contacto, como si eso le brindara comodidad. Finalmente, escuché como pasó saliva y suspiró para tratar de dormir. Abrí un ojo para confirmarlo, Suspiré y me dejé llevar por el sueño otra vez.

Poco después, el calor empieza a aumentar un poco, haciéndome despertar. Abro los ojos y veo a mi lado a Ambar aún dormida, me remuevo un poco y giro la almohada para acostar mi cara en el lado frío, me pongo de lado, en dirección a Ambar y dándole la espalda a la puerta.

Cuando estoy apunto de dormirme nuevamente, la puerta de la habitación se abre de golpe y una voz que, en este instante, me molesta, se oye.

-¡Despierten! – oigo la voz de Poe, Ambar se remueve a mi lado, tapando sus oídos - ¡Despierten! – vuelve a exclamar con entusiasmo, mientras oigo sus pasos acercarse a la cama - ¡OIGAAANNN! – nos grita desde al frente de la cama.

-No – dice Ambar, escondiendo su rostro en la almohada.

-¡Caramelo, despierta!

-Vete a tu habitación – le dice ella contra la almohada.

Abro los ojos y veo como Poe está de pie al lado de Ambar, viéndola con el ceño fruncido en un falso enojo.

-Oye, caramelo, no seas malcriada.

Ambar se despega de la almohada para mirar a Poe, ambos se miran y ella le saca la lengua para volver a estampar su rostro contra la almohada.

-Si vamos a jugar así…

Sé mi peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora