Capítulo 44

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Cuando llegamos a la clínica donde estaba Cristian me encontré con Vanessa, Luisa, Mack y los padres de Cristian, todos sentados en la sala de espera. Le había pedido a Damián que se quedara en la camioneta para evitar otras riñas por lo que Vanessa solo me miró mal. 

-Buenas noches - dije al llegar, los padres de Cristian me vieron y sonrieron con dulzura. 

-Ambar - dijeron en unísono. Verónica, su madre, me abrazó con fuerza. Le correspondí el abrazo, en el cual se unió Roger, su padre. 

-¿Como está? - consulté al separarme de ambos.

Roger contesta.

-Bien. Tiene el labio roto y estaba inconsciente, parece que lo drogaron, pero más el susto que otra cosa. Ahora está descansando - me comunica. Suspiro aliviada. 

-Me alegra mucho, estaba muy preocupada - Vanessa emite una risa irónica, la miro mal. 

-Nos alegra que hayas venido - dice Verónica, ignorando a Vanessa. 

-Lamento no haber estado desde antes, estuve lejos y desconectada de todo - explico. 

-No te preocupes, querida, Luisa nos comentó que estabas fuera del pueblo y no pudieron contactarte, lo importante es que ahora estás acá. 

Sonrío con amabilidad y algo de culpa. 

Una enfermera llega a la sala y nos ve. 

-¿Ambar está presente? - consulta esperando respuesta. 

-Soy yo - digo confundida. Me mira y asiente. 

-El joven Cristian pregunta por usted - me informa, veo a sus padres y me sonríen. Sigo a la enfermera hasta la habitación de Cristian y se retira. 

-Hola - digo, él me observa y me sonríe, me acerco un poco y veo su rostro, tenía leves golpes en el rostro y, como había mencionado su padre, el labio inferior roto. 

-Hola, Ambar - me habla con dulzura. 

-¿Te sientes tan mal como te ves? - bromeo un poco. Él ríe. 

Pasa la saliva y extiende su mano para que la tome, lo cual no hago. Su sonrisa se borra poco a poco. Mira a la nada. 

-Ya sabes quién me secuestró, ¿verdad? - me consulta, asiento con culpa. 

-Sí, lo siento. A veces actúa como un imbécil. 

-¿Damián? Sí - asiente - pero él no me golpeó - frunzo el ceño. 

-¿Qué?

-Solo me secuestró - dice con tranquilidad. 

-Entonces, ¿Quién te golpeó? - pregunto totalmente confundido. 

-Un hombre calvo, fue justo antes de que me dejara en la casa de Damián  - me explica. 

Había sido un hombre de Aspen, eso me aliviaba un poco. Era mejor eso. 

-Lo lamento mucho, Cristian, en serio. Lamento que Damián te haya hecho esto - digo con la mayor sinceridad. 

-Tranquila - me dice con calma, me mira a los ojos - ya debe haberte contado lo de las fotos - asentí -. Nunca te superé - confiesa. 

Quito la mirada de él , saco las fotos que tenía en mi chaqueta y las dejo sobre la cama, él las toma, me mira y las deja a un lado.

-Lo siento, debes creer que soy un enfermo que no te supera y te acosa - habla, bajando la mira, confirmando que él tomó las fotos. Yo asiento antes su afirmación. 

Sé mi peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora