Capítulo 39

2.4K 165 41
                                    

Ambar Becket / Green

-¿Crees que tu madre me quiera recibir?

Aspen y mi madre nos habían traído de vuelta al pueblo, a todos. Ahora, Damián y yo estábamos frente a su casa.

El camino entero había sido muy incómodo, lleno de silencio y lleno de tensión. En todo el camino no habíamos hablado más que a la hora de despedirnos.

Yo solo evitaba las miradas de Padme y así había sido todo el camino, horrible.

El hecho de decirle a mi madre que me quedaría en la casa de Damián la había tomado por sorpresa.

Habíamos bajado de la camioneta de Aspen, Damián estaba a mi lado, tan incómodo como yo. Aspen estaba hablando por teléfono con uno de sus ayudantes, o al menos eso parecía.

Una vez colgó el teléfono, nos vio confundido.

-¿Por qué siguen aquí? - preguntó con él ceño fruncido.

-Bueno, vamos, cariño - dice mamá, suspirando y queriendo tomar mi mano.

-Mmm, de hecho... - no sabía exactamente qué decir, por lo que Damián intentó salvarme.

-Hoy se quedará en mi casa, señora Evans - dice sosteniendo mi mano.

Mamá me ve confundida.

-Pero, ¿por qué?

-Necesito tiempo para procesar las cosas, espero entiendas eso - le digo a mi madre.

-Pero...

-Tammy, dale tiempo - dice Aspen en un susurro que llegué a escuchar.

Mamá mira a Aspen y suspira pesadamente, asintiendo.

-Está bien - dice con cierto pesar.

Aunque era raro admitirlo, Aspen se comportaba de manera normal cuando estaba con mi madre.

¿En serio se amaban, si así se le podía decir?

Pero, si lo hacían o no, no me importaba, no me incumbía, eso no era lo que me dolía. Lo que en verdad me dolía era el hecho de que a pesar de que ella sabía lo que estaba pasando, no se acercó a mí para siquiera preguntarme como estaba, para darme un abrazo, para nada. Simplemente lo dejó pasar, ignoró que yo estaba pasando por un tan mal momento, ignoró que yo estaba haciendo todo por sobrevivir, ignoró que pasé las primeras noches pidiendo al universo que me ayudara o simplemente me matara. Simplemente, ignoró mi dolor.

Porque, aunque todo eso me haya llevado a estar con Damián, a ella no debía haberle importado aquello; debía importarle mi salud mental y física.

Pero no había sido así.

-Yo creo que mi madre se alegrará más de verte a ti que a mí - dijo Damián, sacándome del trance en el que estaba.

Damián toca el timbre de su casa y espera justo a mi lado.

Rasco mi nariz nerviosa y llevo un mechón de cabello detrás de mi oreja. No era como si no conociera a la señora Diana, la había visto tantas veces que había perdido la cuenta, pero está vez estaba nerviosa de que ahora estaba con Damián a mi lado, tomándonos las manos como si de una pareja normal se tratara.

Yo sabía perfectamente que no sería siempre así, sabía que Damián me tomaba de la mano ahora porque quería darme apoyo que en sus palabras no podía plasmar con facilidad.

La puerta se abrió dejando ver a esa mujer de grandes ojeras, ahora más pronunciadas. Incluso sus ojos estaban rojos e hinchados, traía un pañuelo en la mano. Alzó la vista y nos vio, primero a Damián y luego a mí, así muchas veces.

Sé mi peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora