Capítulo 29

3K 272 158
                                    

Damián Fox

Escuché a lo lejos golpes a la reja que me tenía prisionero. Luego pasos. Apenas podía respirar por la mordaza en mi boca, apenas podía seguir con un poco de consciencia, la cual se iba y venía a su antojo.

Oí una voz femenina y ya conocida.

-Despierta, Damián, vamos, te sacaré de aquí, ya estoy aquí – pronunció con insistencia -. No te íbamos a dejar, ¿Cómo creíste que nos iríamos así? Eres un imbécil, ¿lo sabías?  Pero saldremos de este lugar. Y luego, cuando estemos bien lejos, te golpearé por hacer un plan y no decirnos nada.

Abrí los ojos levemente, viendo a Padme frente a mí, traté de hablar. Traté de pronunciar palabras, pero no pude por la mordaza.

Sentí como golpeaba las cadenas que rodeaban mis muñecas. Cuando no sentía ningún equilibrio, mi cuerpo se deslizó hacia un lado y sentí como choqué con el suelo. Abrí un poco los ojos para ver detrás de Padme a un hombre que tenía un hacha gigantesca. Alcé el brazo indicándole lo que veía, ella vio al hombre y se giró a la derecha.

El hombre perseguía a Padme, como si su único trabajo fuera ese. En enmascarado alzó el hacha y antes de que le partiera la cabeza por la mitad, lo esquivó. Padme golpeó una pared, parpadeó con fuerza y de alguna u otra forma esquivó otro de sus hachazo. Cayó de rodillas al suelo. No pudo ponerse de pie, gateó rápidamente, extendió el brazo y cogió el hacha justo para darse vuelta y detener otro de sus golpes.

En ese momento sentí que mis ojos volvían a pesar, volviendo a la oscuridad.

Sentí como me quitaban la mordaza y me ponían algo sobre el rostro. Sentí como me levantaron del suelo. Abrí los ojos para ver a Padme ayudándome a pesar de ni siquiera poder mantener el equilibrio.

Moví la cabeza en negación. Quería decirle que se fuera y me dejara acá. Quería preguntar por Ambar, quería decir muchas cosas y no podía ni siquiera abrir la boca.

-Damián, por favor, ayúdame. Trata de caminar para que salgamos de aquí, ¿puedes? ¿Puedes intentarlo? – suplicó. Vi en sus ojos preocupación.

Al menos tenía que salir para poder ver a Ambar, para ver si estaba bien.

Lo intenté. Mis piernas sostuvieron un poco del peso de mi cuerpo. Sin embargo, Padme no me soltó y así avanzamos rumbo a lo que parecía ser la salida.

Casi no sentía las piernas, pero aún así seguía. Nos estaba costando muchísimo, pero nos apoyabamos el uno en el otro. Sabía que Padme estaba apunto de caer cuando su cuerpo se apoyaba más contra el mío, aunque también supe que luchó contra eso, mientras yo también lo hacía para no hacerle el trabajo tan pesado. Subimos las escaleras y cuando salimos al pasillo de la mansión, caímos sobre el frío suelo.

Lo último que vi fue una silueta acercándose, para que luego todo se tornará oscuridad.

Sentí un olor muy fuerte a alcohol bajo mi nariz. Me moví pesadamente para poder acabar boca arriba sobre el frío suelo del pasillo.

-¿Cómo te sientes? – preguntó Padme.

Tosí y Fruncí el ceño. Sentí el ardor en la comisura del labio y otro en el pómulo.

-Haces preguntas estúpidas. Me siento fatal – mencioné con dificultad.

-Bueno, al menos no dejar de ser él – murmuró.

Poe me ayudó a levantarme y no tardé en ponerme de pie. Esperaron a qué me equilibrar a completamente y me explicaron la traición de Tatiana y la ayuda de Danna. Pero había algo que no cuadraba. Ambar no estaba.

Sé mi peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora