Ambar Becket
No había sido sencillo levantarme en la mañana. No había sido sencillo vestirme. No había sido sencillo entrar a la escuela y tener que sentarme sola. Nada en este día había sido sencillo y mucho menos bonito.
Suspiré por décima vez en el día. Me dolía la cabeza de tanto haber llorado la noche anterior. Jamás había llorado hasta quedarme dormida. Eso era nuevo.
-Eso es todo, y no olviden comprar sus boletos para la fiesta de graduación. Ahora, pueden salir.
La voz de la profesora dio pace para poder salir de clase.
Tomo mochila y la coloco sobre mi regazo, en ella meto mis cosas, los libros, lapiceros y libretas. Abrí el bolsillo pequeño de mi mochila y encontré dos chocolates con almendras, aquellos que siempre traía en mi mochila, sonreí por ello.
Me quedé viendo el chocolate, pensando en todo lo que estaba pasando e iba a pasar.
-¿Estás bien? - la voz de Vanessa me sacó del trance. La vi.
-Si - dije con algo de seriedad - todo bien - le ofrecí una sonrisa, parece que eso la tranquilizó un poco.
-Te noto algo extraña - me dice, yo me paro de la silla.
-Estoy algo distraída, pero nada malo, no te preocupes - hablo con tranquilidad, ella sonríe.
-Cuentas conmigo, recuérdalo, ¿si?
-Por supuesto, ¿puedes ir avanzando? Ahora salgo.
-Claro, nos vemos en la cafetería - sonríe, para luego retirarse del salón.
Cojo mi mochila y camino a pasos agotados hasta la salida. Alguien se cruza en mi camino.
-Buen día, señorita Ambar - me dice el maestro Rogers, trago grueso ante su cercanía.
-Buen día - me alejo de él.
-¿Tiene tiempo para dar su examen ahora?
-En realidad...
-¿Si? Qué bien - me interrumpe, pasa por mi lado, no sin antes cerrar la puerta del salón, trago grueso y me giro para verlo.
-¿Cuánto tiempo me tomará? Tengo que ir a clases.
-Eso depende de ti, pequeña - habla mientras saca sus papeles de su maletín.
Me acerco a mi lugar.
-Oh no - habla el maestro, lo miro - por favor, siéntate acá - me señala el escritorio de maestros.
-Puedo hacerlo en mi lugar - trato de negarme.
-Señorita, haga caso - su voz un poco más firme.
Obedezco y me siento, el maestro deja un examen delante de mí.
-Empieza por favor - me pide.
Me apoyo en el escritorio e inicio. Veo como el señor Rogers se apoya en un pupitre frente a mi, cruza los brazos sobre su pecho y pone un pie encima del otro, en una pose relajada.
Sigo con mi examen, un poco tensa.
-¿Qué tal está? - me pregunta.
-No lo sé - digo cortante, noto cómo se relame los labios viéndome. Me siento expuesta.
Me enfoco en el examen, frunzo el ceño al no entender algo.
-¿Necesitas ayuda? - me dice, acercándose a mí.
-No, no...
-Mira - me dice, pasa un brazo por mi espalda y se sostiene del otro lado del escritorio, su respiración en mi cabello. Me tiene encarcelada en su cuerpo y el escritorio - esto es así - toma mi mano con la que sostengo el lápiz y empieza a escribir en el examen - ¿Te sientes bien? Te noto algo... tensa - me dice, su aliento chocando con mi oreja.
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Sé mi peligro
FanficUn noveno no ama, se obsesiona. Esta no es la excepción. Pero la obsesión se puede presentar en distintos y diversos frascos. Él es noveno, ella no. Ella ama, él no. Aún así, ambos se necesitan.