Capítulo 46

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Estaba sentada en el sofá, pensando en mi existencia. Hace unos minutos Annie me había preguntando de que color quería mi vestido, por lo que dije la respuesta obvia; blanco.

Ella me habia mirado con horror total y luego me explicó que no podía usar un vestido blanco en mi graduación porque parecería estar apunto de casarme. Por lo que solo me quedé quieta en mi lugar.

Se giró para irse a buscar algo, no sin antes ordenarme que tome asiento en mi sofá. Eso habia sido hace como diez minutos y no me había movido ni un milímetro desde que se fue.

-Hola, de nuevo - oí detrás de mí. Tiré la cabeza sobre el espaldar para ver al chico que robaba mis suspiros, quien cargaba una bolsa de bombones. Le sonreí, él se encorvó y dejó un corto beso en mis labios y darse la vuelta para tomar asiento a mi lado.

-Creí que seguías hablando con mi madre - Damián me ofreció bombones, yo tomé uno.

-Hasta hace un minuto, pero resulta que sus ideas para remodelar esta casa son un poco... - pensó mucho, mientras pasaba su brazo por sobre mis hombros - extrañas - dice finalmente. Reí por eso. Mamá tenía un gusto peculiar en adornos y decoración de interiores. Si no fuera por mí, mamá tendría adornos de muchos colores por toda la casa.

Apoyé mi cabeza en su hombro, bostezando levemente.

-¿Dónde está la señora rara? - consultó mientras se metía un bombón a la boca y veíamos a las asistentes de Annie corriendo por la sala.

-Ni idea - digo extrañada por su demora.

-Muchachos - oigo hablar a mamá detrás de nosotros. Ambos nos giramos a verla.

-Aspen y yo iremos a comprar el almuerzo - nos indica con una sonrisa y las llaves de su auto en manos, mira a Damián - ¿te gustan las hamburguesas? - consulto mientras se alejaba.

-Sí, señora Evans - asintió Damián sin expresión alguna.

-Perfecto - dice mamá con alegría, abre la puerta principal y me mira - No tardamos, querida - se despide y me manda un beso el cual me hace sonreír.

-Mucho cariño maternal - se burla Damián.

-Lo sé - digo mientras bostezo y me acerco a Damián para dejarle un beso en la mejilla.

Él sonríe y me acaricia la mejilla con suavidad mientras deja besitos en mi otra mejilla, yo río sintiendo cosquillas. Esos momentos hacían que sintiera cosquillas en el estómago, me hacía sentir feliz estar a su lado. El lado tierno de Damián me encantaba.

-¡Ahí estás! - oí un grito que me hizo sobresaltar y alejarme de Damián rápidamente.

-¿Que fue eso? - pregunto mirando a todos lados, preocupada.

-Ella - dice Damián mientras apunta a alguien bajando las escaleras. Annie bajaba a pasos apurados mientras me veía con atención.

-No te encontraba por ningún lado, ¿dónde estabas? - me regaña Annie cuando está frente a mí, colocando las manos en sus caderas. Alzo una ceja, divertida.

-Estuve acá todo el tiempo - explicó con gracia.

-Como sea - Annie quitó importancia -. Vas a ver vestidos y probártelos - indicó, dando palmaditas, feliz.

-Claro - dije con normalidad, mostrándole una sonrisa de labios pegados a la señora que me miraba atenta.

-Sígueme - me ordenó, miré a Damián y este se encongió de hombros, desinteresado.

Me puse de pie y seguí a Annie, Damián iba detrás mío como un niño pequeño a quien obligan a ir a comprar ropa. Subimos las escaleras y me llevó a una habitación que estaba vacía en casa. Fruncí el ceño.

Sé mi peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora