Capítulo 11

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Abracé mis piernas, necesitaba estar sola. Mis problemas esperando que regrese a la realidad.

Mi teléfono sonó, lo vi con confusión. Un numero desconocido aparecía en el.

Lo dejé a un lado. Cerré los ojos, apoyando mi cuerpo en un tronco.

-¡No todas son sonrisas! - exclamó papá.

-¡¿Y que quieres que haga, eh?! ¡¿Qué me la pase maldiciendo a todos como tú?! - respondí yo.

-¡Oh, claro! ¡Todo yo! ¡Todo es mi culpa!

-¡Jamás dije eso! - me defendí.

-¡Pero lo piensas!

-¡Claro, como sabes lo que pienso! - respondí con sarcasmo.

-¡Estamos mal! - dice papá molesto - y lo único que haces es sonreír, alegría y sonrisas - dice con ironía.

-¿Qué quieres que haga? ¿Qué me deprima y sufra? ¿Eso quieres?

-¡No! - dice papá irritado.

-¿Entonces? Soy alegre, te molesta. Soy amargada, te molesta - digo enojada - Dime, ¿qué quieres que haga para que dejes de ser tan malo conmigo? - las lágrimas llegando a mis ojos.

-¡Para eso deberías retroceder 16 años y no haber nacido! - suelta molesto.

Mi cuerpo se congela, río sin ganas.

-¡Genial! - digo con molestia - lo lograste, lograste eliminar el último gramo de amor que quedaba por ti - digo decepcionada - ¿dónde está e...

Un golpe en mi mejilla me interrumpe. El fuerte golpe me deja aturdida, el oído me zumba.

-Yo... yo lo lamento - dice viéndose las manos.

No digo palabra y subo a mi habitación. Las lágrimas rodando por mis mejillas, una de ellas ardiendo por el golpe.

Todo se había ido al carajo. Por inercia abracé mis piernas, tratando de cubrirme de todo lo malo que pueda pasar.

Aquella noche fue larga, incluso en Vancouver tenía malos recuerdos.

Abrí los ojos. Los dulces recuerdos eran sustituidos por los amargos.

Pasé mis manos por mis mejillas, secando mis lágrimas.

-¿Estas bien? - oí una voz detrás de mí.

-Si - dije y sequé más rápido mis lágrimas, tratando de no dejar rastro de ellas.

Sentí como la persona se sentaba a mi lado, en silencio. Sus piernas flexionadas y sus brazos sobre sus rodillas.

-¿Estás así por lo de fingir ser novena?

-No, Damián, las cosas van a más allá de eso - comenté, sin entrar en detalles.

No hubo respuesta, pareciera que estuviera evaluando mis palabras, una por una.

-¿Por qué volviste? - pregunta luego de unos minutos.

-Extrañaba este lugar - dije con una sonrisa, él me vio a los ojos, traspasando todo pensamiento.

-Mentira - fue lo único que dijo - ¿Por qué estas aquí? - vuelve a preguntar.

Suspiré, no quería dejar mi vida feliz, no quería que me vean como alguien que finge ser feliz. Yo era feliz, o al menos eso me planteaba a mi misma.

-Un amigo de papá - mencioné, Damián me ve - me hizo daño, mis padres se enteraron de eso- no entro en detalles - así que decidimos regresar.

No menciono más. No quiero mencionar más.

Sé mi peligroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora