Capítulo No.934

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Capítulo 934

"Está bien. Me dirijo hacia la base. Recuerda retirar los guardaespaldas. Si los vuelvo a ver…".
Dijo Saeng, agitando su puño hacia él. Eso era un ultimátum.

"Bien, bien. Lo entiendo. Ya son las cinco de la tarde. ¿Aún tienes que volver a la base?"
Hyun levantó su muñeca para mirar la hora. Había pensado que ya estaría fuera del trabajo. No esperaba que volviera a la base del ejército tan tarde.

"Es tu culpa. Estaría a mitad de camino si no me hubiera detenido aquí para discutir contigo. Y todavía tienes el descaro de preguntarme".
Saeng estaba molesto por la sola mención de esto. Si no estuviera enojado, ¿por qué iría allí a discutir con él?

"Está bien, todo es mi culpa. ¿Satisfecho? Te llevaré de regreso y luego te espero en la salida. Así podremos volver a casa juntos".
Antes de que pudiera responder, Hyun tomó su teléfono y las llaves de la mesa. Estaba en su naturaleza: tomar el control de todo.

"No tienes que hacerlo. Yo puedo manejar solo. Tú vuelve a lo que estabas haciendo. Ten cuidado de no provocar que tu empresa se vaya a la quiebra".
Saeng se negó sin dudarlo, pensaba que no era el tipo que necesitara protección. Estaba feliz de que se preocupara por él. Pero a veces el amor podía ser asfixiante, y era entonces cuando debía salir de ese abrigador y tierno cariño para tomarse un respiro.

"¿Realmente no necesitas que vaya contigo? ¿Y qué pasaría si insisto?"
Hyun decidió seguir presionando. Sabía que no importaba. Ya que una vez que tomaba una decisión, era muy difícil hacerlo cambiar de opinión. Y eso probablemente también era su culpa. Lo dejaba decidir todo por su cuenta. Por eso, Saeng a veces lo desafiaba tan descaradamente. Había sido el arquitecto de su propio sufrimiento.

"Corregiría, y te diría que solo si quieres un buen puñetazo en la nariz. No dejaré que te salgas con la tuya en esta ocasión. Será por las buenas o por las malas".
Saeng miraba a Hyun con desdén. No creía que su esposo le ganaría en una pelea real, si de verdad tuviera la intención de lastimarlo. Aunque era bueno peleando, aquello terminaría, en el mejor de los casos, en un empate.

"Cariño, ¿de verdad crees que soy uno más de tus soldados? Yo no me dejo intimidar tan fácilmente".
Hyun lanzó una sonrisa forzada. Pero, ¿qué más podría hacer? No quería pelear con él. Pero si no lo hacía, no tendría más remedio que ceder.

"¡Ja! ¿Quieres ser mi soldado? A decir verdad, ni siquiera estás calificado. ¡Ahorra energías y mejor olvídalo!"
Terminando de decir esas palabras, Saeng se dio la vuelta con firmeza. Se agachó para tomar su maletín del sillón y se volvió, lanzándole una sonrisa elegante, para luego salir arrogantemente.

Hyun se quedó solo, en silencio, observandolo desaparecer de su vista. Se acariciaba la mandíbula, confundido, como perdido en sus pensamientos.

HongKi no solo era bueno en el diseño de modas, también tenía una habilidad especial para cocinar. Disfrutaba de su ocupada vida en casa. Luego de terminar el almuerzo con Hyun y sus amigos, fue primero al Mercado de Aves y Flores para comprar algunas hermosas plantas para decorar el balcón de su casa. Ese mercado tenía más que solo aves y flores. Era una mezcla de artículos para el hogar, muebles y arte.

Él regateaba el precio con el tendero, aunque no con demasiada agresividad, pues los vendedores también tenían una familia que alimentar. Luego regresó al departamento. Sin más dilaciones, comenzó a limpiar tan pronto como llegó a casa. Limpiaba todos los rincones de la casa. Cuando terminó todos sus deberes, se disponía para sentarse y tomar un descanso, levantó la cabeza y vio la hora en el reloj de pared. ¡Ya era la hora de cenar!

El día había pasado, y no había terminado ningún diseño. Nunca se hubiera imaginado que tendría un invitado inesperado ese día. Estaba más allá de sus expectativas, y se sintió confundido desde el instante en que abrió la puerta.

"¿Hola?"
HongKi involuntariamente frunció el ceño al ver que GeunSuk estaba parado frente a la puerta. Miraba ese sexy y moderno hombre con mucha confusión.

"Hola. ¿Por qué estás aquí? Esta es la casa de Kyu, ¿cierto? Entonces, ¿por qué estarías aquí? ¡Oh! ¡Ya lo tengo! Eres el sirviente, ¿verdad? Un chico como tú no podría ser nadie más. Parece que has trabajado duro todo el día".
GeunSuk levantó la barbilla, mirando a HongKi con su delantal, con sus ojos llenos de desprecio.

"¿Conoces a Kyu?"
HongKi preguntó, dudoso. Tenía la intención de cerrar la puerta inmediatamente, pero, pensando que aquel chico podría ser amigo de KyuJong, se controló y habló con él.

Él chico no venía buscando a HongKi, así que no tenía ningún motivo para echarlo.

"Por supuesto. ¿No me invitas a pasar?"
GeunSuk miró a HongKi con gran arrogancia. Podía permitirse el lujo de ser superior. ¿De qué le servía ser bonito? Era solo un sirviente, aunque sensual de todas formas. Un chico así de seductor sería una amenaza para GeunSuk, pues podría atraer a KyuJong.

GeunSuk pensaba que sería necesario buscar una forma de alejar a ese empleado cuando tuviera oportunidad.

"¡Entra!"
Tan testarudo como era HongKi, finalmente cedió y dejó que GeunSuk entrara en la casa.

"Tráeme una taza de té con crisantemo. Hoy el clima es demasiado árido".
GeunSuk se sentó en el sillón sin permiso, dando por sentado que HongKi le atendería.

"Lo siento, en casa no tenemos crisantemo. Solo tenemos café, ¿está bien?"
HongKi se mordió los labios, tratando de contener su ira.

"¿No hay crisantemo? De acuerdo, no te complicaré las cosas. Puedo arreglármelas con el café".
GeunSuk se recostó en el sillón con las piernas cruzadas, sin percatarse de que HongKi había dicho "en casa no tenemos" refiriéndose a él y a KyuJong.

Levantó los ojos y miró a su alrededor, solo para descubrir que no había nada diferente de la última vez, excepto que la casa se veía más brillante. Probablemente porque el empleado tacababa de hacer la limpieza. Había hecho un buen trabajo. Estaba muy calificado en ese sentido. Había dejado el lugar prácticamente resplandeciente.

"Por favor, espere aquí. Ahora mismo estoy cocinando. Debo de atender las ollas".
Dijo HongKi mientras corría hacia la cocina. Afortunadamente, había dejado la estufa a fuego bajo cuando se dirigió a abrir la puerta, de lo contrario la comida estaría demasiado cocida.

Un Verdadero Amor. 5a Parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora