~𝒫𝒶𝓈𝓉~⁵

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Past

El viento pegaba contra su cuerpo, era veloz, fuerte, haciendo su ropa volar junto al aire, pero el se mantenía quieto, inamovible

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El viento pegaba contra su cuerpo, era veloz, fuerte, haciendo su ropa volar junto al aire, pero el se mantenía quieto, inamovible... sin ni la más mínima de las reacciones.
Sus ojos verdes tan solo clavados en el frente, pero sin estar mirando realmente, tan solo sumido en la profundidad de sus pensamientos sin la intención de volver.
Ajeno a su alrededor, desde el viento golpeando en su cara, hasta el par de ojos que lo observaban a través de la ventana desde el interior de aquella mansión a su espalda.

El sonido de la puerta abriéndose atrajo su atención fuera de su mente por un momento, para luego escuchar como se volvía a cerrar, siguiendo por los pasos en la tierra, pisando la hierba mientras se acercaba a él, aun que el argentino nunca se molestó en mirar atrás... ya sabía quien era, no podía ser nadie más.

- So... ya acosté a Deutschland - El alemán habló, aun estando a espaldas del latino - ¿Te molesta si hablamos un momento? -

La pregunta del de piel rojiza quedó varada en el aire, quizá llevada por el viento a donde no sería encontrada, escuchada pero no respondida por aquel que debía responder.
Pero era suficiente para el europeo, comprendiendo en el silencio una especie de mensaje mudo que quizá tan solo él comprendía.
O quizá solo una imaginación suya.
Pero que iban a hablar, iban a hablar.

- Quería saber si pasaba algo - Continuó hablando, dando unos ligeros pasos más - Porque llevas como tres días aquí... Y hace nada dijiste que no podías mudarte aquí porque perderías poder sobre tu territorio... sin embargo ya te quedaste bastante ¿No crees? - Agregó, sonriendo amable pero leve

Claro, no era como si le molestara la compañía... no si era la del argentino, pero podía percibir que algo pasaba, algo de lo que no estaba al tanto más sabía que estaba pasando.
Si pudiera tener a Argentina todo el tiempo en su hogar, brindando aún que sea un toque de calidez a lo que de otra manera sería una fría y solitaria casa, quizá su mente crearía una falsa imagen de perfección... no perfección exacta... pero la perfección que necesitaba.
Pero antes de su necesidad venía la felicidad de su amigo.

Él no podía ser feliz en su infelicidad.

- ¿Quieres decirme que pasa por tu mente? - Preguntó en voz baja, casi un susurro, apenas más alto que el silbar del viento, mientras se sentaba a su lado

Argentina parpadeó con lentitud, por un momento protegiendo el silencio del ambiente como algo sagrado, cuyo rompimiento caería como una blasfemia.
Más, con un vacilo involuntario, Argentina logró sacar algunas palabras de su anudada garganta.

- Yo... Tengo... Estoy... Yo tengo... - Cada palabra salía herida y débil, como si decirlas le costara una fuerza que no tenía realmente... Ni siquiera alcanzando para terminar de decir lo que tenía en si cabeza y sentía en su interior

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora