~𝒫𝒶𝓈𝓉~¹⁹

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Past

‼️ADVERTENCIA: Descripción detallada de un cadaver, por favor leer con cuidado.

‼️ADVERTENCIA: Descripción detallada de un cadaver, por favor leer con cuidado

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Las manecillas del reloj hacían click.
Hacían click en cada segundo, pero se sentía como si horas pasaran entre cada click.
Los segundos se odiaban, crecían en distancia
Click
Como si se hubieran insultado, peleado, y ahora cada uno estaba más alejado del otro.
Como si hubieran tenido una discusión todos ellos en la cocina, sin testigo, ni nadie que los vigilara mientras se gritaban
Click
Como si un segundo hubiera masacrado a los otros, los golpeó contra cada pared, los llamó por cada insulto, y luego solo se desapareció por la puerta sin aclarar cuándo iba a volver.
¿Y qué harían ahora todo el resto de segundos? ¿Qué harían los segundos infinitos ahora que tenían uno menos?
Ahora que entre ellos se separaban más y más.
Se dejaban de reconocer entre ellos
Lejos, lejos

Click

¿Dónde estaba su amado?
¿Qué estaba haciendo?
¿Cuándo volvería?
¿Estaba con vida?

Cuando el reloj marcaba ya las doce, las campanas sonaron como una canción lúgubre que lo hizo saltar ante su repentino ruido, hicieron que su cuerpo temblara y se le pusiera la piel de gallina al son de un escalofrío doloroso, como si las agujas del reloj se le hubieran enterrado bajo la carne, junto a los vidrios de su amado.

Volvió a la realidad.

- ¡Papá! -

Levantó su mirada al pequeño alemán, quien le hacía puchero sentado en el suelo frente a él, rodeado de peluches y juguetes con los que se inventaba alguna historia a la que Argentina había dejado de prestar atención.

Ya habían pasado varias semanas desde que vio al padre de la criatura por última vez, las noches en la fría cama solitaria eran agonizántes por más que no tuviera que sufrir ningun tipo de grito o herida para llegar a ella, y no podía dormir a pesar de la calma del ambiente... el silencio se volvía ensordecedor y cerrar los ojos era aterrador, como si en cada esquina oscura algo esperara para atacar.
Los días se los pasaba mejor, cuidando de Alemania, le cocinaba con lo poco que traían a la puerta unos sirvientes alemanes cada semana, jugaban todo el día y luego le cantaba para dormir.
Les servía a ambos en realidad... entre esos juegos infantiles se encontraban los únicos momentos en donde podían olvidarse del vacío dentro de la mansión, de como sus dos voces eran las únicas haciendo eco.

Aunque eso no detenía a Argentina y su mente, la cual aprovechaba cada microsegundo en el que se acordaba de su ausente prometido para torturárlo con preguntas...
¿Dónde estaba? ¿Cómo estaba?
No tenía ni una mísera carta suya ¿Tan mal lo había tratado que no merecía ni una simple señal de vida?

- Perdoname, Ale, me quedé pensando ¿Dónde ibas? - Dijo mientras le daba a su pequeño una sonrisa arrepentida

Pero Alemania siguió con el ceño fruncido, perdiendo el interés por el juguete y sus historias mientras miraba a su padre con aires de reclamo.

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora