~𝒫𝓇ℯ𝓈ℯ𝓃𝓉~¹⁵

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Present

La luna no estaba hecha para ser libre, vivía atada girando al rededor del mismo mundo por años, lo hacía en automático sin pensar, era la fuerza natural quien la obligaba a estar atada y vivir dando vueltas en completa soledad

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La luna no estaba hecha para ser libre, vivía atada girando al rededor del mismo mundo por años, lo hacía en automático sin pensar, era la fuerza natural quien la obligaba a estar atada y vivir dando vueltas en completa soledad... El planeta mientras tanto se acogería bajo la calidez del sol o desearía brillar mientras observa las tan relucientes estrellas.
La luna solo tendría ojos para él, desde el inicio hasta el último de sus días.
Condenada a marearse enamorada hasta que las náuseas le hicieran perder el raciocinio, y solo pudiera seguir esa única orden en su mente que le pide seguir girando, porque eso es lo que siempre hizo y lo que siempre debía hacer.

No existían las lunas libres.
Una luna libre, sin curso, era solo un burdo meteorito, inútil vagaba por la inmensidad de un espacio aún más solitario y frío que antes, perdida al perder su única razón de ser y destinada a finalmente chocar y fallecer.
Era una pena que no podía morir sola, en su nueva forma de meteorito debía chocar con alguien más para desaparecer.
Y, al ser el tiempo infinito, tarde o temprano debía pasar.

- ¿Estás seguro de que quieres entrar, wey? Aún podemos caminar un poco más - Una voz tan dulce, tan dulce... un nuevo planeta quería adoptarlo, pero de qué servía tener otro planeta si aún se sentía fiel al primero

Aún así miró a esos ojos dorados, tan llameantes y familiares como el sol al que tanto había extrañado, a la vez tan bastos y desconocidos como la misma galaxia... Los ojos de México tenían tanto en ellos y comunicaban tanto más...

- No te preocupes, Mex - Él respondió simple, tratando de romper el agotamiento para darle una sonrisa decente, aunque solo terminó con lo que apenas podía describir como una mueca - estoy con sueño igual... -

Argentina elevó la mirada hacia su casa, aquella que no recordaba haber llamado alguna vez hogar, a lo sumo su bunker.
Era intimidante como cada vez parecía ser más grande, como dentro de sus oscuras habitaciones el sol parecía ser rechazado y condenar a su interior a un eterno invierno con nadie más a quien abrazar.
Era la galaxia en dónde Argentina vagaba perdido e inútil, únicamente capaz de sentirse realmente libre cuando se escondía entre las sábanas y pretendía no existir, ser una estrella que perdió la habilidad de brillar.

- ¿Y no querés que entremos con vos? Podemos... jugar al uno - Y otra voz había eco en su mente automática, una más temblorosa y preocupada

Que adorable era su pequeño Buenos Aires, un planeta diminuto y sin luna, pero igual de precioso y fiel como cualquier otro... Lastimosamente alguien con quién Argentina temía estrellar, tan pequeño e indefenso, un simple golpe no solo lo dañaría, lo borraría de la existencia.

- No, no, gracias, tranqui - A él sí le pudo sonreír con más honestidad, porque nada le parecía más bello que aquel producto de su sangre, compañero hecho del mismo polvo de estrellas - Voy a estar bien - insistió

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora