~𝒫𝒶𝓈𝓉~¹¹

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Past

Respiró profundamente, el aire temblándole en los pulmones mientras se aseguraba una y otra vez el estar viviendo aún en el presente, con ese cosquilleo nervioso y asustado de despertar y descubrir que aquello no era más que un sueño

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Respiró profundamente, el aire temblándole en los pulmones mientras se aseguraba una y otra vez el estar viviendo aún en el presente, con ese cosquilleo nervioso y asustado de despertar y descubrir que aquello no era más que un sueño.
La calidez lo abrazaba desde su interior como llamaradas de fuego, casi quemándolo internamente... pero no le importaba quemarse si podía mantener la belleza de ese momento, sentir que podría vivir mil inviernos tan solo con el resto de ese calor interior, el cual nacía de el simple roce de la piel de su amado.

Cerró los ojos dejándose llevar por las olas de lava que lo acarreaban, espesas haciendo que se hunda en su calor, pero a la vez dejándolo flotar con ligeresa, casi como si volara entre el líquido.

Lo cegaba la luz de techo, la cual no podía dejar de mirar cada vez que abría los ojos, mientragando saliva y tratando de calmar su respiración pero era imposible. Su cuerpo daba ligeros espasmos cada vez que escapaba de él una nueva gota de pasión que no podía retener y acariciaba el cabello de su amado, deseando que se alejara para acabar con aquella tortura lujuriosa pero a la vez suplicándole que no se aleje de su cuerpo... era un pecado tan adictivo, un vicio que lo dañaba en secreto, que le dejaba pequeñas espinas en el interior cada vez que lo aspiraba y que no se daría cuenta de su daño hasta que fuera demasiado tarde.

Y quizá le daba culpa pensar en las personas que, por cada segundo de besos suyos, estaba sacrificando. Quizá pensaba en como ambos eran culpables de romper las reglas que su propio amado había creado. Quizá era conciente de tan solo un puñado de las millones de personas cuyos dolores había decidido ignorar y ya esa cantidad le ahorcaba la garganta con culpas que no lo dejaban dormir.

Pero oh... esos besos... esos besos eran tan liberadores.
Sus sonidos mudos acallaban por completo las voces en su conciencia de las muertes que debía llevar para siempre en su cabeza, un simple beso borraba por completo su culpa, lo traía de vuelta a un mundo fantasioso en donde la parte más horrible de su ser le prometía que todo valía la pena, que todo el dolor tenía una razon y que nadie era más importante que su falsa felicidad.
Quizá por eso esos pequeños besos en su cuello eran tan adictivos, quizá por eso nunca quería que pararan, porque un simple beso le hacía olvidar esos cargos de conciencia y ese dolor que ya hacía tiempo llevaba, y lo debaja pretender que vivía en esa imaginación perfecta que tan lejana tenía.

Una vez había pecado ya no podía entrar al paraiso... así que ¿Cuál era el problema en continuar pecando para seguir cayendo víctima de ese pseudo-paraiso que había creado en vida?

- Cuidado con las marcas, alguien puede sospechar... - Advirtió con la voz ahogada en una lujuria pura que trataba de controlar

- Pero si con el mes que tienes de viaje se te borran, tu tranquilo - El contrario negaba con una sonrisa ligera, aún rozando con sus dientes la base de su cuello

Mantenerse en la realidad era imposible cuando el europeo se ponía así, pero Argentina debía aguantar... debía aguantar por la misma razón por la que separó al alemán de su cuerpo y se concentró con cara seria en algo más... los llantos de su querido Alemania.

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora