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PastDestilaba pasión en sus frías venas, volviéndose sangre con cada latido apurado de su corazón hervido, el vapor subiendo hasta su garganta dónde, sin salida, ardía su interior hasta dejarlo afónico, sin siquiera poder gritar ya, el dolor lo dejó mudo.
Esa pasión teñía el suelo a su alrededor de rojo, la cerámica blanca ahora manchada con el color del amor, las gotas viajando en los carriles que había entre baldosa y baldosa.Su respiración agitada no era nada sino una muestra más de como le hacía el amor a la muerte, pero aparentemente llegaba a tales niveles de placer que aún no lo dejaba morir del todo.
Solo sangrar, que la sangre corriera por sus brazos como pequeños ríos para acabar en un mar carmín de pasión que se llenaba lento, gota a gota, cada día un poco más.
Quizá algún día sangraria lo suficiente como para cerrar los ojos y flotar en aquel mar, mientras su alma podía ahogarse en el fondo por el resto de la eternidad.Fue entonces que el dolor intenso volvió y su cuerpo se sacudió violento mientras gritaba una vez más, desgarrando su garganta nuevamente.
El soldado que aprisionaba su brazo rápidamente lo agarró del cogote, apretando en sus nervios lo suficiente como para hacerlo jadear de dolor, nuevamente quedándose quieto como el animal en el que lo habían convertido.- ¡Basta! ¡BASTA! ¡POR FAVOR! - Suplicó entre gritos quebrados, entre sollozos y lloros de dolor y miedo, desesperado viendo como sus lágrimas chocaban contra el suelo para mezclarse con su sangre
Miró hacia arriba y le dio la cara al mismísimo diablo, aquella que se dedicaba a crear el infierno en donde la miserable alma de Argentina estaba obligada a vivir.
- Fiona... - Le suplicó una vez más, en susurros porque su voz ya no podía alzarse, solo temblar débil - Basta... -
La cínica le devolvió la mirada con nada más que un asco altanero, como si desde su posición superior estuviera viendo el cuerpo demacrado de un insecto al que había pisado, cuyos interiores se esparcían por el suelo y luego tendría que limpiar.
No era extraño, eso había sido Argentina siempre para ellos.
Una pequeña y molesta plaga insignificante, que incluso muerta sería una inconveniencia.- Entonces responde mí pregunta. - La mujer le sonrió con su sádico disfrute, pareciera que se alimentaba de sus gritos - ¿A dónde vas siempre? ¿Por qué desapareces por MESES sin que nadie sepa dónde estás? -
El argentino volvió a quedarse callado, mordiéndose el labio y negando con la cabeza.
No tenía excusa, ya ni siquiera podía huir del dolor y la tortura sin tenerlos a ellos encima todo el día.
Tembló débil, espasmos lo recorrían cada vez que soltaba un sollozo desde lo profundo de su pecho, casi queriendo dar pena, casi rezando aunque no fuera creyente a que el verdadero infierno lo tomara, porque hasta sus llamaradas eran más cálidas que el mundo en el que vivía.
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°•~Key~•° (NazArg)
FanficArgentina, un país muy conocido y curioso. Sus amigos saben todo de él... bueno... exepto por algo... nadie sabe la utilidad de esa pequeña llave que siempre lleva en el cuello. ¿Que cerradura desbloquea? Nadie sabe ¿Que tan vieja es? Nadie sabe ¿Po...