~𝒫𝓇ℯ𝓈ℯ𝓃𝓉~¹⁶

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Present

El aire era tenso, tenso como ese nudo en su garganta, desgastándose las manos tratando de deshacerlo, pero solo lastimandose en el proceso, el aire era tenso

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El aire era tenso, tenso como ese nudo en su garganta, desgastándose las manos tratando de deshacerlo, pero solo lastimandose en el proceso, el aire era tenso. Era tenso porque lo creaba él, porque cada puerta y cada ventana estaba cerrada y en su lugar estaba sobreviviendo gracias al monoxido de carbono que liberaba con cada respiración.
Era tenso.
Estaba tenso.
Tenso como sus músculos, como si agarrados por maquinaria y aplastados los unos contra los otros, como si trataran de hacerlo vomitar sus organos del nerviosismo, tenso, con las extremidades temblando ligeramente ante la debilidad.
El aire estaba tenso, como la soga colgada al techo.
Tenso. Como sus pulmones, cansados, ahogados, suplicando abrir la ventana para poder respirar, porque su habitación se volvía más pequeña con cada segundo, y se sentía atrapado en una caja, tres metros bajo tierra, cubierto por cemento, todo tan oscuro que ya no podía diferenciar sus propias manos de la pared, tan pequeño que su cuerpo se doblaba y contracturaba por horas, quieto en una misma posición, tan ahogado que no podía hacer más que sentir como su cuerpo daba espasmos suplicando por una muerte más rápida.
Y solo podía esperar a la muerte.
Esperando.
Tenso.

Sus extremidades cosquillearon pidiendo levantarse, pero era incapaz de moverse, por alguna razón sus esfuerzos no daban resultados, en su lugar se quedaba ahí, sus pies colgando del borde de la cama mientras sus ojos se cansaban se no parpadear, puntos negros nublando su vista seca mientras sus nudillos se volvían blancos por la fuerza con la que apretaba la llave de su collar, había quedado atrapado en un circulo vicioso en donde sus pensamientos hablaban por él, infestando y paralizando su mente, que la única zona funcional de su cuerpo fuera nada más que sus tímpanos, escuchando cada insulto, cada recuerdo, cada dulce palabra azucarada.
Podría pudrirse por dentro y su cadaver seguiría allí, postrado en la cama mirando al suelo, mientras su alma seguía atrapada en el mismo espiral de pensamiento, condenada por la eternidad, sería su castigo divino.

Pero fue entre la desesperación, la sed y el zumbido en sus oídos que se repente le volvió el calor al cuerpo cuando escuchó tres golpes en su puerta.
Se giró a verla mientras rechinaba, bendecido al observar el momento exacto en el que la luz encandilaba su fría habitación, y entre el destello aparecía la centelleante figura de su estrellita.

- Ale... - Jadeó con alivio, el amor en sus ojos se juntó en forma de agua mientras saltaba de la cama

Al instante corrió hacia su hijo, quien apenas tuvo tiempo para abrir los brazos antes de recibir a su padre con un abrazo, Argentina se aseguró de envolverlo con cuidado, su paternidad lagrimeando mientras al fin se sentía tomar un buen respiro, con Alemania entró el oxígeno que necesitaba.

- Papá - El alemán respondió su llamado con un jadeo tambien, tomado por sorpresa ante el cariño súbito - ¿Estás bien? Afuera vi un espejo explotado y... - Detuvo sus palabras cargadas de pánico

Argentina sintió el cuerpo de su hijo helarse de terror, le saltó el corazón del cuerpo, lo último que jamás querría era la preocupación de su pequeña estrellita.
El europeo lo tomó por los brazos, delicadamente estirándolos para ver mejor los rastros de sangre en ellos, aún habían pedazos del viejo espejo clavados en su celestina piel, haciendo al carmín brotar de sus venas a montones hasta teñirlo de otro color.

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora