~𝒫𝒶𝓈𝓉~¹⁴

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Past

El tango hablaba de pasión, era la lujuria en cada nota, sus acordes hechos para atar a dos personas y apretarlas juntas una contra el cuerpo del otro, era el deseo que acarriaban los bailarines en cada movimiento que los hacía rozar, con una deli...

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El tango hablaba de pasión, era la lujuria en cada nota, sus acordes hechos para atar a dos personas y apretarlas juntas una contra el cuerpo del otro, era el deseo que acarriaban los bailarines en cada movimiento que los hacía rozar, con una delicadeza tal que parecían capaces de escapar de las llamaradas infernales en tres pasos, o tal vez preferían quedarse así, danzando entre ellas... porque después de todo quien podría guiarse en tal danza si no era pecador él mismo también...

El poema, por otro lado, era la tragedia misma, entre lágrimas y llantos patéticos suplicando abrazar al frío y congelarse en el tiempo de cada una de sus palabras, el poema no creía en el cielo ni en el infierno, se mantenía en el limbo oscuro de la mente de su creador, igual de negro que la tinta con el que sería inmortalizado.

No había angeles en el arte, por eso Argentina era una obra maestra.

Aún le parecía extraño lo normal que era la vida para él, día a día pisar el suelo como un mortal como si la existencia no fuera una rareza... Para ser tan rara le costaba decir si valía la pena.
Era dolor de día y dolor de noche.
Eran cortes en su muñeca y mugre en el alma.
Fue ser tomado a la fuerza por manos que siempre tuvieron el control.

Con la boca llena de agobio fue que jadeó al sentir nuevamente unas palmas rodeando su cintura, eran suaves, trataban de acariciarlo, era como un depredador tratando de darle seguridad y confianza a su presa antes de saltarle encima y degollarle.

Pero que suaves eran, que acogedoras.
Si cada recuerdo con esas manos pudiera ser tan dulce como el calor que emanaban... Pero que cruel podían ser a veces.

- ¿Que mirabas? - Rió contra su oído, el caliente aliento chocando contra su oreja y haciendolo estremecer

- Nada, quedé congelado nada más - Argentina respondió con una leve risa

Lo mejor que podía hacer era reír, si no reía podría deshacerse en el suelo a llanto, suplicando por algún tipo de piedad por esas manos...
Esas manos.
La mayor muestra de amor que esas manos podrían mostrarle sería sofocarlo.

- ¿Disfrutas la música? - Preguntó por sorpresa el europeo

- Ah... Sí, re... No esperaba que pusieras tango - Señaló, mientras que como agujas con hilo las partituras se clavaban en él y lo cosían contra el cuerpo de su amado

Sintió sus manos filosas subir por su cuerpo hasta envolver su propia mano celestina, ahogada por el rojo de la pasional piel europea, miró hacia arriba y juraría que vio sus uñas brillar, como el brillo en la sangre cuando las golpea la luz.

- ¿Quieres bailar? - El europeo preguntó con una suavidad tan dulce que parecía antinatural

Argentina ni siquiera necesitó responder, en un movimiento rápido ya estaba dado vuelta y cara a cara con su amante, una mano se entrelazaba con sus dedos, la otra tomaba posesión de su cintura, y él solo asintió, con los ojos cerrados dejándose llevar por la musica y los pasos del contrario.
Una vez los volvió a abrir se encontró con el uniforme negro de su enamorado, sus medallas de metal brillando exactamente como sus uñas hacían... de hecho a veces sentía como que el cuerpo completo del europeo reflejaba la luz, tanto así como la llave en su cuello... pero su brillo no era tal del oro, era algo más filoso y transparente, algo que podía ser tanto hermoso como dañino. 

°•~Key~•°  (NazArg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora