IV. Us?

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Padre nuestro… ahora entiendo a esas protagonistas de algunos libros que se sienten como un patito feo delante de cualquier chica hermosa. La que estaba frente a mí en estos momentos, era preciosa, jodidamente guapa.
Alta, bastante alta para ser una mujer, tenía que alzar un poco la cabeza para poder mirarla al rostro, cabellos marrones claros que le llegaba a la altura de los hombros, sus ojos verdes oscuros, muy profundos. Las líneas de su rostro resultaban muy delicadas y tenía la piel que, les digo en serio, parecía de porcelana.

Llevaba un piercing en la nariz en forma de corazón, iba vestida con unos pantalones negros de cuero, un top del mismo color junto con una chaqueta encima. Aunque estábamos empezando el otoño y ya se sentía un poco de frío, ella parecía muy cómoda con esa ropa. Y la verdad es que le sienta de maravilla.

¿Cuándo me veré yo así de bien usando ese tipo de prendas?

Su sonrisa me dejó atontada por más tiempo del necesario, pero es que, joder… no solo era una sonrisa hermosa sino que sus colmillos, que eran más sobresalientes de lo normal, me dejaron un poco loca.

¿Somos lesbianas ahora?”

Por dios, conciencia, la belleza impacta igualmente, venga de quien venga querida.

- ¿Estás bien? - su tono de voz tan dulce y meloso me causó ternura, iba vestida como una motera, lo cual me hace recordar a mi abuela. Mucho más alta que gran parte de la población masculina y hablaba como una niña pequeña.

- Sí… sí estoy bien. - le respondí y carraspeé mi garganta. - Gracias, casi me quedo sin dentadura hoy. - ella rió armoniosamente. ¿Todo en ella era tan perfecto?

- No hay de qué… - me tendió la mano aún con la sonrisa en su rostro. - Soy Rosanne. - esta vez no la dejé esperando como a los demás y tomé su mano con rapidez.

- Un gusto, soy Avery. - la chica me asintió.

- Lo sé… - yo fruncí el ceño, extrañada de que alguien como ella me conociera.

- ¿Ah, sí?

- También sé quién eres. - fruncí el ceño aún más profundo, esto no olía bien, pero la muchacha se acercó como si fuera a contarme un secreto de estado.

- Avery Damalett, la hija del alcalde. - me alejé rápidamente para mirarla sorprendida, la chica, ¿Rosanne no?, seguía sonriendo.

- ¿Cómo sabes eso? - sólo se encogió de hombros en respuesta.

- Vi una foto tuya y de tu padre en el periódico.

¿Qué…?

- ¿En el periódico? - Rosanne asintió con la cabeza.

- Saliste en el anuario del pueblo de esta mañana junto a tu padre y a tu madre. - abrí mis ojos y boca, tan pasmada y perpleja.

¡¿Qué mierda?! 

- ¿Cómo… qué… cuándo… dónde…? Aish… ¡Mierda! - pasé mi mano por mi cara, ojeando a mi alrededor. Así que ya todos deben saber que soy la hija del alcalde…

Vaya hostia.

- Oye, no te preocupes… - dijo ella, restándole importancia. - No hay nada por lo que alarmarse.

Claro… tú no sabes nada.

Suspiré cerrando mis ojos. Maldición, de verdad que no quería que nadie supiera quien era mi padre, mucho menos mi madre, la última vez que las personas a mi alrededor supieron esos detalles sobre mi vida personal… no lo pasé muy bien.

Observé a la chica frente a mí, me veía con un sentimiento y un brillo en sus ojos que no sabía identificar, parecía ser una buena persona, su rostro era angelical, su cuerpo curvilíneo, era una belleza, este tipo de chicas nunca son buenas. Di un paso hacia atrás.

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