IX. "What's Wrong Today?"

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Pasa el tiempo y todavía Rosanne no da señales de vida. Las palabras de Nathan aún rondaban mi cabeza, en serio, me estoy estresando por lo mal que suena aquello. ¿Sería Rose así? Saben que no ¿verdad? Imposible. Pero entonces, ella no aparecía para aclarármelo.

¿Por qué? No tenía la más remota idea.

Tenía muchas cosas que preguntarle: ¿Por qué tardó tanto en volver? ¿Estaba bien? ¿Era cierto lo que me había dicho Nate? Simplemente quería ver a mi amiga.

Cerré mi casillero después de sacar los cuadernos de psicología, la clase que me tocaba ahora. Los guardé en mi mochila y me encaminé hacia el salón de clases que quedaba un piso más arriba. Por el camino sentí una notificación de mi teléfono, un aviso de que hoy era el día en que mi período de ovulación estaba más fuerte iluminó mi pantalla, es decir, que era el mejor día para hacer bebés.

Claro que yo no quería ser madre... aún no.

Mi período de ovulación había comenzado hace cuatro días, cuando Cole se puso medio rarito y Nathan me dijo aquellas cosas horribles de Rose... que por cierto, a ninguno tampoco los había vuelto a ver.

Seguí avanzando con mi vista fija en mi celular... error garrafal. Como estaba distraída, no percaté que justo cuando doblé la esquina, alguien también venía por ahí, causa de que terminara chocando de lleno contra un cuerpo duro y grande.

- ¡Mierda! - grité mientras agarraba fuerte el aparato, ya viendo mi cuerpo estampado en el suelo. Pero milagrosamente nunca llegó, ya que unos brazos me agarraron por la cintura y me pegaron su un torso.

Levanté mi cabeza y casi me ahogo con mi propia saliva cuando me encontré con un par de ojos verdes y una sonrisa con colmillos prominentes. Su cuerpo caliente, grande y duro se sentía muy bien contra el mío. Sus brazos morenos rodeaban mi cintura, haciéndome sentir más cómoda de lo que debería.

- Hola, Caperucita. - el tono de voz que empleó fue bajo y muy sensual, puso mis piernas a temblar y a mi corazón latir rápidamente.

Este tío está tan...

Espera... ¿Caperucita? ¿Él también?

En ese entonces reaccioné notando que estoy en brazos de un jodido abusivo, que está más bueno de lo que el imbécil merecía. Lo empujé lo más fuerte que pude para alejarlo de mí. El tipo era tan grande que el agarre me tenía las piernas flotando en el aire. Pero al empujarlo, yo me impulsé para atrás y terminé lanzando el lado izquierdo de mi cabeza contra la pared de al lado.

Este golpe fue mucho más fuerte que el que me había dado en la fiesta de Fraternidad, tan fuerte que unos segundos después de haberme golpeado, perdí el conocimiento.

(…)

No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, solo sé que cuando desperté con un tremendo dolor de cabeza y una punzada en el lado izquierdo de mi sien, aún era de día. Podía presenciar el atardecer desde la ventana situada al lado de la cama donde estaba acostada.

¿Qué mierda había pasado?

- ¿Estás bien? - ladeé la cabeza al escuchar esa voz masculina, quedándome como loca al ver a Deacon sentado a mi lado.

- ¿Qué mierda? - me senté rápidamente, arrepintiéndome al instante porque el dolor de cabeza fue más punzante, seguro por la rapidez del movimiento.

- Ten cuidado. - susurró. Yo observé mis alrededores, cayendo en cuenta que estaba acostada en una camilla de la enfermería.

- ¿Cómo terminé aquí? - pregunté, mirando al chico de ojos esmeraldas.

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