XX.I

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- Unas palabras a la cámara, por favor.

- ¿Qué…qué haces? - Jessica entornó los ojos hacia el aparato que Antoniette le ponía en frente. Apartándose rápidamente, observó al chico a la cara. - ¿Me estás grabando? ¡Quita!

- ¡Oye! - una carcajada mientras traspillaba hacia atrás, evitando que la pelirroja pudiera llegar hasta su objeto más preciado.

A Tony se le ha ocurrido la brillante idea de grabar a todo el mundo el día de hoy; unos días antes de la tormenta.

- ¿Cómo se te ocurre?

- Awww, pero si estás preciosa. - se burló, y Jess respondió a eso con un manotazo que casi manda la cámara al suelo.

Él se echa a reír y el aparato se sacude mientras corre lejos de ella, va a la cocina y cuando vuelve a enfocar, es la cara de Rina la que lo mira con los ojos como dos platos llanos muy oscuros.

- Unas palabritas. - pide.

- Que salgas de mi cocina. ¿Qué estás haciendo con eso aquí?, no me gustan que me graben.

- Sólo es un minuto, para un álbum de recuerdos.

- Me pregunto cómo vas a plantar un video en un álbum, pero bueno… - murmura Micaela desde la mesa comedor, pintando sus uñas de azul. La cámara sólo se dirige a ella por unos segundos.

- No hablé contigo, Mica. - y volvió a enfocar el trabajo de Rina: espaguetis napolitanos. - Mmm, eso huele rico.

- ¿A qué sí? - ella sonrió mientras removía los espaguetis con sus manos enguantadas para regar la salsa y los condimentos. Más tarde, no muchos minutos, se giró, quitó sus guantes de látex y enfrentó la cámara con timidez. - Por dios, ni siquiera me he peinado. - musitó, colocando unos mechones rubios rebeldes detrás de su oreja.

- Tranquila, que te ves guapa.

La chica chistó. - No seas mentiroso… ¿qué quieres que diga?

- No sé, habla de ti.

- Amm, vale. Me llamo Rina Cristo, tengo veintitrés años, mis padres son mexicanos pero yo nací en Estados Unidos, y… me gusta cocinar… bueno, creo que se nota. - señaló la encimera, dejando lucir una sonrisa tímida que le hacía desaparecer sus ojos completamente en dos curvas finas. Tony no pudo evitar sonreír ante lo adorable que era.

- Eres la mayor de Avengers. - recalcó.

- Sip. - hizo explotar la p entre sus labios. - Me gradúo este año.

- Ow, te extrañaremos, ¿lo sabes no?

- Lo sé. - volvió a sonreír.

- ¡Sobre todo tus cucharazos! - le gritó Micaela a la cámara.

- ¿Mis qué…?

- Sí, sí, tus cucharazos. - afirmó él y mostró su brazo pálido ante el video para que se presenciaran las dos marcas rojizas que lo manchaban. - Miren, esto me lo hizo ayer con el cucharón cuando intenté robar el almuerzo. - habló a la cámara y Rina se coloró de pies a cabezas. - A veces se pone muy violenta…

- ¡Eso no es verdad!

- ¡Claro que sí! Venga, Micaela, da tu testimonio. - enfocó a la susodicha esta vez, la cual se moría por salir de hace rato.

- Un momento, ¿salgo buena?

- ¿Qué?

- ¡Que si se ve que estoy buena, Tony!

- ¡¿En serio?!

- ¡Pues sí!

El rubio no pudo hacer más nada que blanquear los ojos, a ella no había quien la entendiera. - Ufff, sí, buenísima, bellísima, encantadora. Ahora habla, que tengo otros cuarenta y tres Avengers que grabar.

Luna de Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora