XXI. "Pain"

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«La gente que está triste necesita gente que aún lo está más para entenderse».

                                Un cuento perfecto,
                              de Elísabet Benavent

Toda mi piel de erizó cuando unas ásperas pero gentiles manos ascendieron por todo lo largo de mi pierna, las mismas subieron hasta acariciar mis pechos, y yo gemía descontrolada ante los mimos de la lengua de mi amante en mi sexo. Me retorcía, arqueando mi espalda contra el colchón y agarrando con fuerza las sábanas. Por dios, que bien se sentía.

Sus besos subieron por mi cuerpo, sus manos bajaron a mis caderas y me levantaron, posicionándose entre mis piernas. Al levantar el mentón para contemplar su rostro, me congelé, eran los familiares ojos grises. Su precioso pelo blanco cayendo sobre su cara. Sus brazos desnudos apoyados a ambos lados de mi rostro, las venas marcándose.

Recorrí su cuerpo con mi mirada, estaba gloriosamente desnudo. Joder, era una maldita escultura. ¿Qué coño estaba pasando? ¿Qué estaba haciendo con él? ¿Por qué no lo detenía?

- No quieres hacerlo. - aquella voz me envió un escalofríos por la columna vertebral y todo mi cuerpo, alcé la mirada a sus galanes ojos que me miraban llenos de deseo y lujuria. - Me quieres contigo... justo aquí.

- Ah… - gemí cuando sus dedos presionaron el punto donde más lo necesitaba.

Esto tenía que ser un sueño... definitivamente, no podría estar pasando... por dios. Era real, y si no, mejor no despierto nunca.

Pero, ¿por qué? ¿Por qué él?

Las respuestas a esas preguntas me asustaban, pero de igual manera no quería que terminara. Sus caricias en mi centro eran deliciosas, se sentían tan bien... tan...

WITH THE LIGHTS OUT, IT'S LESS DANGEROUS!

HERE WE ARE NOW, ENTERTAIN US!

Me levanté sobresaltada ante la canción Smells like teen spirits de Nirvana, mi-jodida-alarma.

I FEEL STUPID AND CONTAGIOUS!

HERE WE ARE NOW, ENTERTAIN US!

Molesta como el infierno con la puta alarma que sonaba en el momento más inadecuado, lo apagué casi rompiendo la pantalla del celular en el proceso. Una vez callada la lancé a un lado. Suspiré, poniendo mis manos en mi cara, intenté hacer que mi respiración volviera a la normalidad. Todo mi cuerpo estaba caliente, sudoroso y necesitado, la humedad entre mis piernas era tanta que mis mejillas se encontraban ruborizadas.

Había tenido un sueño... un sueño húmedo, con Kyril…

¡DIOOOOSSSSSSS! ¿Lo conocí hace cuánto? ¿Tres días?

“No exageres, fue hace unas semanitas.”

Lo que sea. ¿Por qué a mí?

"Tú sabes por qué."

No...

"Sí lo sabes... sólo tienes miedo de la respuesta."

Decidí ignorar las palabras de mi conciencia, despertarme por completo y comenzar a prepararme para el día de hoy. Pero al salir de la cama, aún un poco adormecida e inquieta, no noté que no me había destapado y, poniéndome de pie, me enredé con las sábanas. Yo, como soy anormal, intenté dar un paso… y por eso terminé cayendo de bruces al suelo.

"Si así empezamos la mañana... este va ser un día bastante largo."

(...)

Necesitaba urgentemente que alguien me explicara por qué cojones Deacon me observaba tan fijamente, como si se le hubiera perdido algo en mi rostro, o en mi cuerpo, o qué sé yo.

Luna de Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora