XXVI. "The Mask is Out"

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31/12/20

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31/12/20

6:30pm

- Avery... simplemente no quiero que vayas a esa cena. - revolé los ojos por cuarta vez aquella noche ante las palabras de Rosanne.

- Rose, mira… yo sé que no te agrada Nate, pero me resulta muy egoísta de tu parte que me quieras separar de él, es mi amigo, y me quiere. - terminé de trenzar mi pelo cuando me volteé hacia ella. - ¿Cómo me veo?

- Hermosa, siempre estás hermosa... - suspiró. - Pero, en serio, Avery, no es por capricho. No creo que debas ir.

- Y yo creo que sí porque tengo que cumplir con mi promesa.

Hizo un gesto de resignación y no dijo más nada, yo me giré para mirar una última vez en el espejo el lindo vestido rojo sangre que me había regalado mi padre para navidad hace seis días. Hoy por fin era la cena a la que me había invitado Nathan, y me encontraba nerviosa por algún motivo, así como Rose estaba de mal humor porque no quería que fuera. Pero se lo había prometido al chico y siempre intentaba cumplir mis promesas, porque no me gustaba quedar mal con nadie.

Además, me gustaba la idea de acercarme un poco más a él, conocer su vida, su familia, pasar muchas más horas juntos. Quería recuperar todo el tiempo perdido.

La vi por el espejo mientras me ponía los aretes, perdida completamente en sus pensamientos. Sus ojos verdes destilaban pura preocupación. Me acerqué a ella, sentándome a su lado en el colchón.

- Oye... ¿Por qué estás tan preocupada? - le pregunté, poniendo una mano sobre su pierna, provocando que su piel temblara bajo mi tacto. Subió sus ojos a los míos.

- Tengo un mal presentimiento, Avery.

- Rose, solo es una cena... ¿Qué podría pasarme en una cena? ¿Ahogarme con la cuchara? - logré sacarle una sonrisa.

"Yo de ti no dudo nada."

No empieces.

"Es la verdad."

- Solo necesito que te cuides... y que me llames para cualquier cosa. Avery, para lo que sea.

- Está bien. Te lo prometo

- Lo digo en serio. - tomó mis manos entre las suyas. - Cualquier cosa no dudes en decir mi nombre.

- Que sí, pesada. - reí y la atraje hacia mí para un abrazo. Era increíble como su piel se sentía tan cálida contra la mía, aún en estos tiempos de frío. Sin querer vino a mi mente el recuerdo de sus labios suaves sobre los míos, y me separé de golpe. - Este, mmm, déjame ponerme los zapatos.

Ambas salimos de la habitación unos segundos después. Rosanne decidió irse antes de que Nathan llegara para que no entraran en discusión, no quería que me sintiera mal y se lo agradecí. Me despedí de ella con un fuerte abrazo y entré a la casa para esperar a Nate, sentada en el sofá junto a mi abuela.

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