Envuelta en mi abrigo dos tallas más grandes que yo, me senté en una de las mesas de la cafetería a ingerir un poco de café caliente para, al menos, descongelar algunos órganos del interior de mi cuerpo.
Ahí sentada, mirando por los ventanales el día nublado, mi mente se dispuso a recordar el incidente de hace dos días en mi casa, con el señor policía. Después de su partida me quedé en shock por varios segundos, intentando encontrarle una explicación al extraño comportamiento de Xander.
No había ninguna.
Simplemente no lo entendía, de la misma forma que tampoco comprendía por qué su presencia me ponía tan... alterada. Suspiré antes de darle un sorbo a mi cafeína.
Pero me sobresalté cuando una silueta se dejó caer en el asiento frente a mí, un par de ojos que llevaba tres días sin ver me saludaron amigablemente. La sonrisa en su rostro acelerando los latidos de mi corazón.
- Hola, Caperucita. - tragué saliva, dejando la taza encima de la mesa que nos separaba.
- ¿Cuándo dejarán de llamarme así? - su sonrisa se amplió.
- ¿Cuándo dejarás de hacer la misma pregunta? - contraatacó, sin embargo, me contestó. - Nunca. - se recostó del respaldar de su silla sin quitar su atención de mi rostro. - Deberías acostumbrarte.
- No lo haré. - me crucé de brazos, frunciendo el ceño. - Me gusta mi nombre y quiero que me llamen por él. - Cole entrecerró sus ojos azules, divertido. No se lo estaba tomando en serio, y a decir verdad, yo tampoco.
- No.
Apreté la mandíbula ante esa vaga respuesta. Me estaba poniendo de los nervios.
"Últimamente estás muy irritable."
Ellos me irritan.
Hice el ademán de ponerme de pie, pero fue más rápido él, agarrándome por la muñeca y sentándome de vuelta suavemente en mi lugar.
- No te vayas. - lo observé a los ojos y, por algún motivo, no pude volver a intentar levantarme, ni gritarle, reclamarle ni nada, me quedé ahí, mirándolo directamente a los ojos. - Sólo quería saber cómo te sentías.
- ¿Por qué la pregunta?
- Te emborrachaste mucho el día de las competencias, necesitaba saber si estabas bien, si no te dolía nada o te había quedado alguna secuela.
"Necesitaba". Esa palabra se quedó rondando en mi mente más tiempo del necesario.
- E-estoy bien. - tartamudeé, a pesar de mi intento por no hacerlo. - Al principio me dolía un poco la garganta, pero ya estoy mejor.
- Y... ¿No te acuerdas de nada? - su tono fue cauteloso, aun rodeando mi muñeca con suavidad, como si tuviera miedo de que huyera de nuevo. Eso logró levantar mis alarmas.
- ¿Se supone que tengo que acordarme de algo?
- No sé, yo...
- Cole. - advertí, mi mirada vuelta severa sobre él. Y pareció pensárselo, pero al final lo que hizo fue restarle importancia.
- Solo ignórame, ¿vale? Me sentí un poco mal después de haberte dejado sola en tu habitación ese día, pensé que...
- Espera... - le detuve. - ¿Dijiste que estuviste en mi habitación?
- Sí... este... - con un suspiro se restregó la cara con la otra mano, provocando que la intriga y un poco de nerviosismo creciera en mi interior. - yo fui quien te llevó a tu habitación. - me quedé mirándolo sin dar crédito, él ladeó una comisura de su boca, hasta mostrar uno de sus sobresalientes colmillos. - Joder, en serio no recuerdas nada, ¿verdad?
ESTÁS LEYENDO
Luna de Sangre
Fantasy"He estado corriendo por la jungla, he estado corriendo con los lobos para llegar a ti. He estado en los callejones más oscuros, he visto el lado oscuro de la luna para llegar a ti." Primer libro de la trilogía "Red Moon" ❌Advertencias❌ -Lenguaje Vu...