VIII. "Little Red Riding Hood"

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- Ay, joder... - maldijo Rose aproximándose a nosotros. Agarró a Cole por el brazo al mismo tiempo que yo me levantaba de las escaleras, poniéndolo de pie de un tirón, empleó bastante fuerza. Inmediatamente posó sus ojos en mí. - Avery... tienes que irte a casa.

- Pero... ¿qué...? - no entendía una mierda. ¿Qué hacia ella con ellos? ¿Se conocían?

- Escúchame... - la chica me tomó por los hombros. - Después te voy a explicar... ahora será mejor que te vayas. - yo seguía sin entender nada de lo que estaba ocurriendo, solo me dediqué a alternar mi mirada entre las cuatro personas frente a mí, una de ellas parecía moribunda.

- Ese chico está mal. - dije, señalando con la mano a... ¿Cole? ¿Se llamaba así? Rose se lo había dicho hace un minuto.

- Estará bien... no te preocupes. - Rosanne se giró hacia Deacon. - Llévala su casa.

- ¿¡Qué?! - exclamé, dando un paso atrás. - ¿Por qué me tiene que llevar él? ¿Por qué no vas tú conmigo?

- Tengo que cuidar de Cole.

- ¿Y desde cuando a ti te importa él? ¿Por qué no lo hace Jace? - estaba alterada, y no me malentiendan, nunca en este tiempo que llevo en Newton había visto una interacción de mi amiga con esos tres, y mucho menos quería estar con ese Deacon a solas. Menos teniendo a una amiga para que me haga compañía. Ella intercambió miradas con el rubio.

- Necesitamos de varias personas para cuidar de Cole. - habló por primera vez, quien había recostado al susodicho de sus hombros, con los ojos cerrados y la cabeza colgando.

- Pero...

- Yo la llevaré.

Al escuchar esa familiar voz masculina, guie mi cabeza hacia un lado para ver a Nathan acercándose hacia acá, con las manos en los bolsillos de sus jeans y sonriendo levemente. Justo ahora me daba cuenta de que no lo había visto en toda la noche.

- Ni siquiera lo sueñes. - habló Rose con un tono de advertencia en su voz, mirando a Nathan con veneno en sus ojos.

- Oh, vamos Rosanne... no le haré nada. - dijo él, encogiéndose de hombros. - Es mi amiga después de todo.

- Nathan... - sentí que se acercaba una pelea, por lo que interrumpí.

- No te preocupes, Rosanne... me sirve con Nathan. - mi amiga frunció sus cejas, demostración de que no le gustaba nada eso. Pues… no es mi puto problema, estaba eligiendo a aquellos chicos antes que a mí, no tenía derecho a quejarse.

- No. No lo harás. - fue Deacon quien pronunció aquello, por lo que dirigí mi mirada incrédula hacia él.

- ¿Y tú quién coño eres para decirme lo que tengo o no tengo que hacer? - me crucé de brazos, admirando como su ceño se volvía más profundo. Estaba enojado.

Jum... no le gusta que le lleven la contraria ¿eh?

“Eso parece.” 

Pues se jode, tampoco es mi puto problema.

Me giré, quedando frente a frente con el pelirrojo, y le sonreí.

- Avery... - esta vez fue la voz de Rosanne a mis espaldas, pero la ignoré.

- Vamos Nate. - el chico sonrió ampliamente, prosiguiendo a pasar un brazo cálido por mis hombros. Mi vista se fijó en Rosanne y le sonreí también, pero de una forma mucho más fingida.

- Te voy a llamar. - afirmé, pero no lo haría. Estaba tan decepcionada que me picaban los bordes de mis ojos.

Ustedes no lo entienden, soy muy sensible cuando se trata de la amistad. Ella está clara de con quien quiere terminar la noche, y yo la esperé estos malditos minutos por nada, para que al final me dejara votada.

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