Capítulo 55- Hablando todo

205 23 0
                                    



Era cerca de la medianoche cuando Don Armando dijo:

-Llama, Beatriz, dame cualquier excusa, pero no te irás de mi lado en toda la noche. Quiero hacerte el amor, dormir y despertar en tus brazos y volver a hacerte el amor. -Dijó Armando, apretando su cintura.

-No tenía la intención de irme de aquí, Don Armando.

-Ay, picarona.

-Ha pasado mucho tiempo sin él.

-Lo mismo, Betty. No sabes cuántas noches he querido estar aquí contigo.

-¡Casi muere de hambre, pobre de mi tigre de Bogotá!

-¡Es solo que este tigre ya no puede alimentarse fuera del cautiverio de su dueña!

-¡Y que así sea! jojo

-¿Ah sí? Entonces, señorita, estará obligada a alimentarme día y noche, a cuidarme, a mimarme.

-Sabes que me encanta hacer todas estas cosas.

-Lo sé, y también me gusta consentirte, por parecer una muñeca de porcelana en mis brazos tan rara y preciosa. -besos

-Quiero y necesito estar a tu lado. Tenia mucho miedo.

-¿Miedo de qué?

-¡Miedo que mi tigre necesitado quisiera por algún tiempo alimentarse del regazo de alguna mamacita así! Sabes, soy una tonta insegura.

-Y prefiero morirme de hambre desde que esté en tus brazos pueda alimentarme hasta la saciedad en el banquete que me ofreces.

-¡Oh, si así lo quiere, siempre don Armando!

-¡Es la mejor mujer que un hombre puede tener! Y mucho más de lo que merezco.

Betty ya había llamado a sus padres para hacerles saber que dormiría en la casa de Catalina y, lógicamente, su padre no estaba nada feliz por eso. Para él Betty, desde que se fue de Cartagena, había cambiado y quería acabar con esa historia.

Pero, Armando y Betty tenían otros planes:

El día seguinte:

-¡Buenos días, Betty!

-¡Buenos días don Armando! ¿Desayuno en la cama?

-Todo por mi reina, para restaurar la energía que te quité.

-¡Ojojo! -beso -8: 30h. ¡tenemos que ir! Cogeré un taxi. No es recomendable que lleguemos juntos a la empresa.

-¡Beatriz, esto se acabó! Tomé una decisión, pero primero, necesito saber si me amas.

-Si claro. Después de todo, ¿aún tiene dudas, doctor?

-¡No, estoy seguro de que me amas! Betty, no creo que debamos ocultar más nuestros sentimientos y generar malas interpretaciones como la de Alejandra, que pensaba que yo estaba disponible y sin dueña. Somos adultos, solteros, libres, la empresa está a punto de quedar libre de deudas, ha demostrado su valor a todos y que es el mejor presidente que Ecomoda podría tener y quiero que todos sepan que es mi mujer.

-Don Armando, no lo sé ... Sus papás ...

¡De mis papás, cuido yo! Ya soy un adulto y tengo que tomar mis decisiones y lo que quiero es que todos sepan que es mía. ¿Aceptas salir conmigo, Beatriz?

-Sí. - Ella lo besó. -Pero ¿y mi papá?

-Déjamelo a mí, hablaré con él. Verás que mis intenciones son buenas con usted: comprometerme, casarme. No sé si tu papá vas a querer matarme, pero una cosa es segura, no puedo alejarme de ti. –Beso –¡No puedo! -Beso.

El lado "B" de BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora