Epílogo

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  Debido a que fue prematura, aunque la niña Luna está sana, los médicos pensaron que era bueno que se quedara en el hospital para cuidála mejor. No entendían cómo había progresado el parto.

-Nuestra princesita estaba loca por conocer a sus papás, ¡no podía esperar el momento adecuado! - dijo Armando todo romántico.

-Pero ese era el momento adecuado, como dice mi madre, Dios sabe el momento adecuado. .

-¡Sí, mi amor! -beso -Dios sabía el momento adecuado para conocer a la madre -beso -y la hija -beso en la cabecita de la niña.

Al igual que Luna, Betty también estaba internada en el hospital para amamantar a su hija y encargarse de todo, y como estaban en una habitación, Armando les hacía compañía a ambos, aprendiendo a cambiar pañales, bañarla, dejando a mamá Betty amamantarla. Estaba él encantado con todo. Tenía la familia de sus sueños, nunca había sido tan feliz. Tan feliz estaba que ni siquiera se acordaba de Ecomoda y de la carrera presidencial. Y como tenía apagado su celular, para que nada estropeara ese momento, tampoco pudo ser localizado por sus padres o doctor Santa Maria. En cambio, tomabaó muchas fotos con su cámara digital. (que ya existía para los ricos en la década de 1990)

Entonces, después de diez días, Betty y el bebé fueron dados de alta. Armando, con la ayuda de Catalina, había preparado una sorpresa para su familia:

-No abras los ojos, ¿eh?

-¡Ay, Don Armando!

-Como asi, don Armando? Soy el papá de su hija, su marido, su hombre, su amante. ¡Llamáme Armando, mi amor!

-¡Si, Armando, mí amorcito!

-Despacito. Ahora sí, abre los ojos así.

Betty casi no lo podía creer, estaba en una casa blanca, frente al mar, con vista al mar, el sofá era de mimbre, al igual que los sillones, las paredes azules, las alfombras de cuerda. La mesa del comedor era toda blanca, acompañada de sillones verdes. Pero lo más bonito estaba al final de la habitación, porque en vez de paredes o pintura, la pared era de cristal macizo y se veía el mar. Junto a ella una puerta corredera que podría cerrarse y convertirse en una pared común. Todo esto lo pudo ver Betty desde arriba, desde el regazo de Armando, porque apenas entraron, Armando la levantó en brazos diciendo: ¡Por fin solos!

(No estaban tan solos, porque detrás de ellos venía doña Júlia con Luna en los brazos. Nikka, la perra de Armando, que Freddy había traído de su departamento, comenzó a ladrar.)

En ese momento, Luna hizo un sonido con su voz infantil que a ambos les sonó como una protesta que les hizo mucha gracia.

"¿Pero qué es todo esto, amor?" - preguntó Betty.

-Nuestra casita, la casa donde vamos a vivir, porque sé que no querrás irte de aquí.

-Contigo iría a cualquier parte. -beso -Que hermoso. ¿Armando Mendoza viviendo en una casita?

-¡No es una casita cualquiera! ¡Es una casita con vistas al mar! ¿Gustó?

-Me encantó. Que pena no poder devolver la sorpresa, porque sigo en guardia, picarón!

-Pero picarona, tendremos toda la vida para pagarme con intereses y corrección todo en esta casa.

....

El lado "B" de BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora