Capítulo 6 El gran regalo

672 47 3
                                    


Dos horas después, Betty se movió en la cama y no pudo estirarse como de costumbre.

-Pero ¿qué pasa? -Cuando abrió los ojos, lo encontró. –¡Don Armando! ¡Me acosté con Don Armando! - Se dio cuenta de que estaba desnuda y se puso roja, luego se cubrió y al cubrirse, tiró de la manta, destapándolo.

-AY. ¡Don Armando! Tan maravilloso. ¡Que cuerpo! (pasando su mano por su espalda)

Armando se despierta y se da cuenta de que está en un lugar diferente.

-Oh, lo sé!

(Betty cerró los ojos y fingió dormir)

Al volverse, vio el cuerpo desnudo de Betty y recordó la noche anterior. Luego sonrió con picardía.

-¿Quién hubiera pensado, ah? (Pasó la mano por el cuerpo de Betty, que acababa de probar y no parecía nada despreciable. Al contrario, lo sentía deseable, aunque no podía verlo porque las luces estaban apagadas).

-¡Quién diría! -ella dio una sonrisa traviesa

-¿Don Armando?

-¡Betty!

-¡Tenemos que ir! ¡Ya son las dos! ¡Mi papá me mata!

Cuando Betty se levantó para ir al baño. Armando en la cama, todavía estaba sorprendido.

-¿Lo que hice?

Se levantó y encendió la luz para vestirse. Fue entonces cuando se asustó aún más. Había una mancha de sangre en el centro de las sábanas.

-Ella es... ella era virgen. ¿Como asi?

Aunque Mário decía que estaba loco y que nadie querría a Betty, Armando sabía la verdad y sabía lo caliente que era Betty y cómo ella siempre iba rumba con sus amigas y había escuchado a Aura María dándole consejos, pensó que ella ya se había ido con alguien. De repente, Nicolás Mora. ¡Pero no! -Sonreí con satisfacción -¡Fui yo su primer hombre! Mi Nina. ¡Si, Mia!

Pero ahora a pesar de sentir un placer, porque no recuerda cuándo fue la primera vez que fue el primer hombre de una mujer. Tal vez nunca. Estaba preocupado. Ella le había entregado su corazón, su alma y su cuerpo. Una ilusión, porque él no sentía lo mismo por ella. Pero, ¿qué sentía él por ella?

No sabía. Pero sintió que su corazón se aceleraba por primera vez, junto con su emoción. Betty, en cambio, salió del baño avergonzada, ya vestida. Aún sentía que le ardía la piel. Bajó la mirad, al verlo, pero ella lo abrazó.

-Fue muy lindo, doctor. Muy lindo!

-Sí, Betty. Muy lindo. ¿Vamos? No quieres que tu padre se dé cuenta de que te dices y nos regañas, ¿verdad?

-No.

En el coche, se dan un dulce beso.

-Quiero todavia seguir soñando contigo. ¡Gracias por mi regalo! Esta fue la mejor noche de mi vida.

Armando sintió una ternura invadir su pecho cuando la vio dormida en su brazo. Estaba asustado.

"¡No hagas eso, Beatriz! ¡Así no!" -pedio Armando cuando la vio acostada em su pecho, suspirando, mientras él dirigia su coche."

Fue más difícil ocultar la emoción de Mario. No iba a decir nada más, no iba a decir que era el primero, ni iba a decir que no. Pertenecía a ambos.

Yo solo dije:

-Era dulce. Muy dulce.

-¿Y también fue dulce para ti?

-¿Cómo querías que fuera? Estaba. Una mujer enamorada, tenía que ser dulce. -con ojos soñadores

Y luego Mario, que siguió hablando del tema.

-¿Y como fué? ¿Qué inspiración usaste? Michelle Pfeifer? ¿Otra belleza? ¿La foto de Adriana Arboleda?

-¡No, Mario! No pensé en ninguno de estos. ¡Le hice el amor, Beatriz Pinzón Solano! ¡Ningún otro!

No hubo forma de escapar de las burlas de Mario después de esto.

No hubo forma de escapar de las burlas de Mario después de esto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El lado "B" de BettyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora